Marxismo entre nosotros

06/05/2016 - 14:00 Jesús Fernández

El marxismo doctrinal o comunismo político no van contra el capitalismo en sí sino contra el capitalismo privado.

El marxismo doctrinal o el comunismo político no van contra el capitalismo en sí sino contra el capitalismo privado promoviendo un capitalismo de Estado del que ellos (los políticos)  viven y disfrutan cuando llegan al poder. La restricción, la prohibición y la persecución de lo privado es sustituido y continuado por una planificación estatal de la economía que es transferida a los órganos del partido único, suprimiendo la libertad de mercado como director, regulador o impulsor de la economía. Con ello, se suprime la competencia como indicadora de la calidad  de la producción y de los servicios, llevado todo por un monopolio estatal o nacionalización. Lo que en teoría era sólo una intervención correctora del Estado de la economía para superar los errores o excesos del mercado, se ha convertido en un verdadero asalto a las libertades en sentido global y universal llevado a cabo por unos jóvenes estalinistas, ambiciosos  de poder y llenos de codicia. El marxismo económico ya no existe y lo que hoy existe es un marxismo cultural total aplicado a la vida de los ciudadanos.
    Acampados no en barracas o chavolas sino a la  sombra del capitalismo y sus instituciones democráticas, ahora se sienten atraídos y  deslumbrados por el poder, los sueldos  y los despachos. Ya no permiten las protestas que ellos plantaron en el sufrido asfalto de las ciudades. Como  campesinos de la modernidad son enviados por sus jefes para sofocar la revuelta de las conciencias. Algunos están en reconstruir el comunismo formando  plataformas de lanzamiento. Ya vislumbran el placer del poder en el corto horizonte del tiempo. Ya se ven dirigiendo los destinos de un país a su capricho y favor, nombrando, promoviendo y premiando a los suyos..
    El estalinismo no es sólo la hegemonía de una única persona elevada como  dictador, sino que dicho estilo de gobernar ha sido transferido a todo el partido y a sus instituciones. Es una estructura específica y un pensamiento concreto de entender el ejercicio del poder y el aparato estatal de represión. En los grandes países o regímenes comunistas  hay mucha tarea de democratización que hacer. Entre nosotros existen muchos jóvenes de obediencia marxista que no saben hacia dónde conduce dicho marxismo ideológico y práctico. El marxismo es un anacronismo y una esclerosis del sistema político.
    Europa se está convirtiendo en un inmenso campo de concentración de refugiados en el sentido literal de la expresión no en el sentido referencial o convencional. El comunismo no ha hecho nada para  mejorar esas condiciones. Los planes de una integración europea llevan los gérmenes de una enfermedad  de la guerra. Mientras que otras naciones  desarrolladas se dedican a aumentar sus niveles de progreso, nosotros perdemos el tiempo en vocear nuestra lucha por el poder y las cualidades del régimen a instaurar.