Más allá de marzo de 2012

07/01/2011 - 00:00 Pedro Calvo Hernando

El futuro inmediato, ahora que comenzamos un nuevo año, está plagado de incógnitas, la mayor parte de las cuales generadas por nuestro desconocimiento sobre la evolución de la crisis económica. Al principio se pensaba que ésta iba a durar poco tiempo y que no iba a alcanzar unas dimensiones ni parecidas a lo que después ha ocurrido de verdad. Se pensaba que iría remitiendo rápidamente y que los Gobiernos, incluido el de Zapatero, se salvarían de la quema, sobre todo aquellos que, como el nuestro, contaban con un amplio espacio de tiempo antes de las siguientes elecciones generales. Desde hace unos meses ha cundido la convicción de que el deterioro del Gobierno Zapatero se convertía en insuperable y comenzaron todas las cábalas imaginables sobre el devenir político de aquí a marzo de 2012. Hoy ya no le salva ni la caridad, en opinión de la mayoría, ni los efectos de grandes sucesos como la corrupción oceánica que afecta al PP o la crisis abierta por Álvarez Cascos tras su no admisión a la candidatura de Asturias. La salvación del actual Gobierno ha pasado al departamento de los milagros. Pero pensemos en lo que pueda ocurrir a partir de marzo de 2012. Es posible que la crisis vaya cediendo y que el ritmo de la recuperación sea suficiente para garantizar que al Gobierno de Rajoy no le sucederá igual que al de su antecesor y que no se verá obligado a decidir otras drásticas medidas de ajuste, que serían tomadas sin la menor vacilación. Pero es muy posible también que las cosas se enreden, que el crecimiento y el paro no se enderecen, que el Gobierno se vea obligado o impelido a repetir la historia del anterior y que la opinión mayoritaria empiece pronto a darle la espalda y a marcar la senda de una gran derrota en las siguientes elecciones generales. Es posible que entonces el PSOE caiga en la tentación de comportarse igual que ellos han hecho y hacen en esta actual legislatura, es decir, nada absolutamente, lo que precipitaría la nueva entrada en un callejón sin salida. Es posible todo lo que digo y muchas cosas más que no caben en la brevedad de una columna.