Más paciencia

10/09/2011 - 00:00 Carmen Tomás

 

Los expertos se desgañitan pidiendo paciencia a los inversores. Pero, realmente la situación en general es para salir corriendo. No es que esté para duros de corazón, es que la sangre fría es la única que se permite en momentos como éstos. Además, no sólo hay datos, especulaciones y probabilidades, es que algunos desisten, como acaba de hacer el guardián del BCE de la ortodoxia presupuestaria y claro opositor a la compra de deuda pública para tapar agujeros de países que no cumplen y que como España no hacen lo que tienen que hacer para salvarse.

   La verdad es que esta semana lo único bueno que ha pasado y no duró mucho, fueron las declaraciones de Merkel mostrando su desvelo por salvar a Europa y la aprobación del Constitucional alemán a las ayudas a Grecia y las aportaciones al fondo de rescate. Sin embargo, nada, absolutamente nada consigue calmar los mercados más allá de 24 horas. De hecho, el IBEX perdió en la jornada del viernes un 4,5 por ciento y en la semana un 6,5 por ciento, lo que significa volver a los mínimos de marzo y perder de nuevo la cota de los 8.000 puntos.

   También la prima de riesgo se resintió y volvió a subir en Estaña e Italia, ambos ya irremediablemente unidos en la diana de los mercados. A más a más, para un cierre de semana imposible, el Gobierno estadounidense aprobó inyectar otros 325.000 millones a la economía. La cifra es algo mayor de lo que se había filtrado, pero en todo caso dejó fríos a casi todos. Saben lo peor que no hay una única receta, que no valen la mayoría de las conocidas y queda demostrado en la reunión que han mantenido en Marsella los ministros de Finanzas del G-7. Saben que no hay plan B para la salida de Grecia del euro, como ha dicho Sarkozy, pero no logran acuerdos sobre cómo hacerlo, con qué herramientas salimos de la crisis.

   En España mientras tanto, el gobierno prepara una serie de decretos para durante el otoño cumplir con algunos compromisos de adaptaciones de leyes europeas y se baraja la implantación de ese "nuevo" Impuesto sobre el Patrimonio y quizás algunas subida más en Especiales. Pero, de lo fundamental, nada. La reforma laboral, la financiera, las que darían confianza, ni rastro. Quedará todo el trabajo para el que venga, previsiblemente Rajoy, que tendrá que poner a este país entre los listos, entre los capaces de trabajar con seriedad y rigor y evitar, aunque cada vez parece más imposible, el recurso al FMI o al fondo de rescate.