Más patadas al balón
12/01/2011 - 00:00
El presidente del Gobierno ha vuelto a hacer balance económico del año 2010 y ha avanzado previsiones para los próximos años. Nos habla Zapatero de sangre, sudor y lágrimas; de varios años difíciles. Hay que echarle valor, que diría la canción. Después de tres años negando la crisis y gastando el dinero de la buchaca en cosas que se han visto inútiles para la competitividad, el crecimiento y el bienestar general, nos anuncia sacrificios pero a los de siempre. Los ciudadanos están perplejos ante la cascada de reformas que Zapatero anuncia una vez y otra vez y otra. Todas ellas en el supuesto de que se llevaran adelante este año van a suponer un nuevo esfuerzo para la clase trabajadora y para los pensionistas. Ya hemos visto las subidas de precios, la anulación de algunos beneficios sociales, la subida de impuestos, la caída de salarios o pérdidas de empleos. Pero, habrá más cosas en pensiones y en prestaciones.
Y no lo entendemos básicamente por una razón. Vemos que el esfuerzo que están dispuestas a hacer las administraciones públicas y los políticos en general es mínima. No entendemos por qué se sigue gastando, tirando el dinero, diría yo, en multitud de partidas presupuestarias que no redundan en el beneficio común. Muchas de esas cantidades nada despreciables de euros son al fin y al cabo para pagar clientelas. Por ejemplo, los sindicatos amagan con dar la lata y se les engrasa. De ahí que en las negociaciones se hayan introducido asuntos y adendas que intentan evitar conflictividad. En realidad, no es más que el reflejo de lo penoso que les resulta a los sindicatos mayoritarios tener que proponer una huelga para perderla y el deseo del gobierno de que no lo convoquen. Un juego que solo está retrasando que el gobierno, gobierne, mientras nos miran de nuevo con lupa los mercados. Hemos vuelto a vivir días de desasosiego, con subidas de la prima de riesgo y del diferencial con el bono alemán o caídas de la bolsa. Semana crucial en este sentido, que acabará con la visita de Merkel a primeros de febrero y con una riada de informes en los que se apunta las dificultades de España de afrontar su deuda.
El Gobierno, Zapatero, no acaba de ver la realidad o por lo menos no termina de transmitir a la sociedad los peligros a los que nos enfrentamos. Sigue en cierta manera en su discurso-placebo que en general ya no cuela, pero que es incapaz de cambiar. Eso sí ha mandado a Salgado y a Campa, otra vez, a viajar por el mundo para contar que van a hacer cosas, se supone que las que hay que hacer para generar confianza. Veremos cuánto más aguantamos y cual es ya el grado de credibilidad de un gobierno que sigue dándole patadas al balón para ganar tiempo.