Más plebeyos en la Corte

07/02/2011 - 00:00 Antonio Casado

En la antigüedad los Reyes otorgaban títulos nobiliarios por hechos de armas y ahora por ganar un Mundial de fútbol. No hay color. Si ha de mantenerse la casta, la que responde al nombre de "aristocracia", es preferible este baño de realidad. Nada tan saludable como la irrupción de la realidad en la realeza. Quienes estuvimos encantados con la entrada de doña Leticia Ortiz en la Familia Real también lo estamos ahora con los títulos nobiliarios concedidos por el Rey don Juan Carlos a un entrenador de fútbol, un empresario, un escritor y un ex presidente del Tribunal Constitucional. Por la estirpe griega de la palabra "aristocracia" sabemos que se trata del gobierno de unos cuantos, frente al "demos" que nos remite al gobierno de todos. Por suerte esa acepción original del gobierno de unos cuantos, que contiene la primera palabra, ha decaído. Me temo, por cierto, que la acepción original de la segunda, la del gobierno del pueblo, ha decaído también, pero esa es otra historia. Según los registros obrantes en la Casa Real y en el Ministerio de Justicia a finales de 2009, en España están vigentes 2.974 títulos nobiliarios, distribuidos entre 2.205 personas. Esa es la casta de unos cuantos privilegiados, también conocida por el sobrenombre de la "nobleza", aquella que compartía el poder con el Clero en la Edad Media, hasta que los del Tercer Estado irrumpieron en la Francia ilustrada. Una casta que ahora, según algunos, entre los que me cuento, se ve enriquecida, o empobrecida, según los adictos a la Monarquía y sus obsoletos códigos dinásticos, con el Marquesado de Del Bosque que la Corona acaba de otorgar al entrenador de la selección española de fútbol. Un plebeyo en la Corte de don Juan Carlos. Algo difícilmente aceptable para la memoria secular de esa especie de club -no de fútbol, precisamente-, donde siempre estuvo reservadísimo el derecho de admisión. En relación al marquesado a Vicente del Bosque se dice en nuestra nobleza de cercanías que es como tratar de "democratizar a la baja" a la aristocracia española. La redundancia de la observación no le resta lucidez. Pues claro que se trata de eso, aunque me temo que quien lo formula de ese modo, apostando por "democratizar al alza", está echando de menos el discreto encanto de los rituales palaciegos, los privilegios de una clase social o, en el peor de los casos, aquella anomalía histórica que bautizaron como "despotismo ilustrado". Afortunadamente son otros tiempos. Y los que han torcido el gesto por el marquesado otorgado a Vicente del Bosque, o a Vargas Llosa, deberían recordar que la muy tradicional Monarquía británica también ha otorgado títulos nobiliarios al futbolista Beckham, el cantante Elton John o al actor Sean Connery.