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01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

La muerte del joven Álvaro Ussía a las puertas de la discoteca ‘El Balcón de Rosales’ de Madrid, presuntamente a causa de la brutal paliza propinada por tres porteros del local, ha puesto de manifiesto tardíamente los vacíos existentes en torno a la Ley de Seguridad Privada y la renuencia de las instituciones a perfeccionar la regulación en este terreno.
El reconocimiento legal de la figura del personal encargado de la vigilancia de los establecimientos de ocio debe favorecer la imprescindible capacitación de los profesionales a las que se encomienda una tarea tan relevante, la cual ha recaído en demasiadas ocasiones, a tenor de las graves consecuencias derivadas de su actuación, en personas no sólo carentes de la preparación adecuada, sino con tendencias violentas incompatibles con el propio carácter que ha de tener su función. Pero lo ocurrido no sólo deja en evidencia el retraso con que los poderes públicos, representados en este caso en la Comunidad de Madrid, a la hora de afrontar el control de la seguridad en las discotecas y lugares de ocio similares. También interpela al Ayuntamiento de la capital a aclarar por qué demoró hasta ayer el cierre de un local sobre el que pesaba medio centenar de denuncias por carecer de licencias.