Más sobre los símbolos
06/06/2012 - 00:00
Apagados los ecos -que no los pitos- de la final de la Copa del Rey, me permito, con el permiso de ustedes, hacer algunas consideraciones al respecto. No hay país (conozco más de medio mundo por no decir entero) que una gran parte de su población repudie la bandera, el himno y su lengua como sucede en España. Y no pasa nada. Tenemos un Estado garantista, reculón y genuflexo ante los nacionalismos fascistas, dígase con todas la letras. No hace falta señalarlos, se señalan solos.
Hay que incluir, que no se me olvide, a una gran parte del PSOE, al que -salvo honrosas excepciones- jamás hemos visto en manifestaciones portar una bandera española; eso sí, la roja, amarilla y morada, porque España mañana volverá a ser republicana
También, en ese apartado excluyente de la nación, hay que incorporar a los sindicatos vividores del erario público. Asimismo, gays y lesbianas, transexuales, chaperos, abrelatas, abrecoches, etc. Y, luego, esta recua critica a la derecha por apropiarse, textualmente, de la enseña nacional que C. J. Cela -al elaborarse la Constitución, en su calidad de senador regio- definió como roja, amarilla y roja.
Nada de roja y gualda.
La mentecatez de estos separatistas de salón, incluido el memo de Basagoiti, tilda al escudo nacional de anticonstitucional, preconstitucional o franquista cuando figuraba en la Carta Magna de 1978; que si el pollo, el aguilucho, puede que también las cervezas El Aguila o la gallina Papanata, cuando era el símbolo de San Juan que incorporarían los Reyes Católicos. Luego, y fui testigo en mi calidad de máximo responsable de TVE en las Cortes, el socialista Luís Solana diseñó el escudo que tenemos vigente. La izquierda, una vez más, mil veces más, siempre ha corregido a la derecha acomplejada para que no la llamen fascista.
Por cierto, el Estado español, con que definen los nacionalistas enjuagándose la boca para no pronunciar la palabra España, fue acuñado por Franco en Burgos en 1939.
No me atrevo a pensar cuál sería la reacción si la cosa fuera al revés. Es decir, que abucheáramos El Segadors o que el Bernabéu, por ejemplo, pitara hasta romper los tímpanos la presencia del F. C. Barcelona o la del Athletic Club de Bilbao o la Real Sociedad, club éste odiado por toda la geografía hispana, representante de llevar en su sangre el R+ de etarra.
¿Y qué pasa cuando en San Mamés o en Atocha se exhiben pancartas, más bien trapos, en favor de los asesinos, presoaks kalera? Los independentistas, que tanto presumen de su lengua vernácula, hablan en español para llamarnos la puta España. No hace falta, los del foro también entendemos el lenguaje de los simios. Que son más personas que muchas personas.