Matar al hijo
01/10/2010 - 09:45
PUNTO DE VISTA
Consuelo Sánchez Vicente,
PERIODISTA
Rajoy sabe que para llegar políticamente vivo a las próximas elecciones generales tendrá que ganar en su propia casa.
El líder del PP, Mariano Rajoy, está tan seguro de que tiene el enemigo en casa que lo más suave que acostumbra decir sobre los intentos de sus críticos de desbancarle es, se que me están esperando pero yo también estoy aquí. Pese a la sorna gallega que se gasta, Rajoy sabe que para llegar políticamente vivo a las próximas elecciones generales tendrá que ganar en su propia casa antes que en las urnas. Y aunque ha demostrado hasta la exasperación que prefiere tomarse la batalla interna con calma, me parece que la andanada que le ha lanzado este fin de semana su antecesor y mentor, José María Aznar, es un serio aviso de que tiene que ponerse las pilas.
El calificativo de cobardes anónimos que la número dos del PP, Dolores de Cospedal, utilizó hace un par de semanas para calificar a quienes reman contra el liderazgo de Rajoy desde dentro del partido y que tanto ha dado que hablar, no creo que sea aplicable a Aznar, ya que él gusta de pavonearse de sus hazañas; que es, en mi opinión, lo que ha hecho esta vez, al repetir en público lo que desde hace meses vienen repitiendo en privado a quien quiere oírle: por resumir, que Rajoy es un líder acomplejado que está malbaratando la herencia que él le legó.
No le ha citado por su nombre, pero no hacía falta. Hay alusiones tan explícitas que añadirles el nombre sería una redundancia; y estas, además, llueven sobre mojado. Sobre muy mojado. Cuando hemos dado las batallas que teníamos que dar las hemos ganado. Cuando hemos salido a ganar el partido lo hemos ganado, dijo Aznar para abrir boca... en referencia a sí mismo. Como autohomenaje. Y acto seguido, en alusión a Rajoy - ¿a quien si no? - que en política no se está ni para empatar ni para heredar, se está para ganar. Y para construir una buena alternativa de Gobierno lo primero que hay que hacer es una buena oposición. Aznar se fue porque quiso, pero no se está sabiendo ir.
Nombró heredero a Rajoy porque quiso, pero como el niño le ha salido respondón en vez de ovejita Lucera, ahora quiere matarlo. Políticamente hablando, por supuesto. Una de las principales razones por las que, desde mi punto de vista, Rajoy perdió las anteriores elecciones fue que no se atrevió a hacer con Aznar eso que los psicólogos llaman matar al padre. Si debió hacerlo entonces es agua pasada. Ya no mueve molino. Pero que tras el destape que ha escenificado Aznar este fin de semana no le queda otra, me parece evidente. Es más, creo que es la única forma de evitar que el cuadro de actores del PP repita - otra vez más - ante sus muy sufridos votantes la escena de Saturno devorando a sus hijos...
El calificativo de cobardes anónimos que la número dos del PP, Dolores de Cospedal, utilizó hace un par de semanas para calificar a quienes reman contra el liderazgo de Rajoy desde dentro del partido y que tanto ha dado que hablar, no creo que sea aplicable a Aznar, ya que él gusta de pavonearse de sus hazañas; que es, en mi opinión, lo que ha hecho esta vez, al repetir en público lo que desde hace meses vienen repitiendo en privado a quien quiere oírle: por resumir, que Rajoy es un líder acomplejado que está malbaratando la herencia que él le legó.
No le ha citado por su nombre, pero no hacía falta. Hay alusiones tan explícitas que añadirles el nombre sería una redundancia; y estas, además, llueven sobre mojado. Sobre muy mojado. Cuando hemos dado las batallas que teníamos que dar las hemos ganado. Cuando hemos salido a ganar el partido lo hemos ganado, dijo Aznar para abrir boca... en referencia a sí mismo. Como autohomenaje. Y acto seguido, en alusión a Rajoy - ¿a quien si no? - que en política no se está ni para empatar ni para heredar, se está para ganar. Y para construir una buena alternativa de Gobierno lo primero que hay que hacer es una buena oposición. Aznar se fue porque quiso, pero no se está sabiendo ir.
Nombró heredero a Rajoy porque quiso, pero como el niño le ha salido respondón en vez de ovejita Lucera, ahora quiere matarlo. Políticamente hablando, por supuesto. Una de las principales razones por las que, desde mi punto de vista, Rajoy perdió las anteriores elecciones fue que no se atrevió a hacer con Aznar eso que los psicólogos llaman matar al padre. Si debió hacerlo entonces es agua pasada. Ya no mueve molino. Pero que tras el destape que ha escenificado Aznar este fin de semana no le queda otra, me parece evidente. Es más, creo que es la única forma de evitar que el cuadro de actores del PP repita - otra vez más - ante sus muy sufridos votantes la escena de Saturno devorando a sus hijos...