Meses de campaña

22/02/2019 - 14:13 Pedro Villaverde Embid

Por lo demás se nos abre un escenario más incierto que nunca en nuestra democracia con cinco formaciones que tendrán protagonismo en el futuro, además de los nacionalismos.

Meses de campaña electoral por delante para sustanciar combates en todos los frentes posibles. Si ya era anómala la coincidencia de municipales y autonómicas con europeas nos convocan para unas generales. Concretar todas en el mismo domingo, pese al ahorro económico, hubiese sido una barbaridad pues cada una de ellas por su relevancia necesita su propio debate. Juntarlas hubiese supuesto confusión, dispersión, más lío aún del que ya hay montado. Dejarlas para septiembre, al inicio del siguiente curso, era otra opción, pero así perdemos menos tiempo con gobiernos en funciones. En todo caso era el presidente quien decidía y creemos que ha acertado. En todo caso es lo que es y no es poco. 

Conocemos en persona al posible alcalde y nos resulta muy lejano lo de Europa, pero lo que en las instituciones comunitarias se decide es de gran importancia en los problemas cotidianos de nuestra propia provincia. La despoblación o el trasvase son temas allí abordados, sin olvidar las ayudas que tanto han permitido el desarrollo de nuestros pueblos, y sólo son botones de muestra. No desdeñemos la trascendencia de la composición del Parlamento Europeo y pidamos a nuestros partidos que no aparquen en sus intervenciones este apartado. Por lo demás se nos abre un escenario más incierto que nunca en nuestra democracia con cinco formaciones que tendrán protagonismo en el futuro, además de los nacionalismos. Ya se posicionan cada uno en los posibles pactos posteriores y en sus primeros días de precampaña se dedican a mostrar pocas propuestas y unas proclamas que repiten hasta la saciedad. Como ingredientes especiales tendremos el juicio contra las acciones de los independentistas catalanes o la exhumación de Franco que seguramente nunca pensó que sería arma arrojadiza en unas elecciones 44 años después de su muerte. Esperamos poco más que enfrentamientos, reproches y salidas de tono, de unos y otros en busca del voto. Tememos un arco parlamentario fraccionado y necesitado de un diálogo difícil. Pedimos que nos hablen de lo que nos interesa, que en cada campaña es algo distinto. Y por supuesto nos alegramos de votar porque la soberanía popular reside en el  pueblo en cualquier democracia real. Debe ser motivo de fiesta.