Microgénesis, Hipotálamo...
Pero los nombres de las empresas que Neri y los suyos creaban con el único
objeto de apropiarse de parte de los impuestos, revolucionarios sin duda, que la
SGAE cobraba abusivamente a la ciudadanía por escuchar canciones, no sólo eran
sugestivos, sino que no estaban elegidos al azar ni al buen tun tun. Por
ejemplo, "Microgénesis", que alude a los cambios que se producen en la conducta
a consecuencia de un proceso de aprendizaje o durante la resolución de una
tarea. El cambio operado en la peña de marras mientras aprendía a mangar y se
ejercitaba en ello, a la vista está: que se forraba. ¿Y "Luna Negra"? ¡Ah, la
oscuridad total! Una bendición para el caco. ¿Y "Micromega", ese darle a todo, a
lo micro y a lo mega, ese eclecticismo totalizador en el ámbito del timo? Sin
embargo, la mejor, a mi juicio, era "Hipotálamo", alusión a ese lugar del
cerebro donde, entre otra porción de funciones, se regula el hambre. Los chicos
de Neri gastaban, según las firmes sospechas recogidas en el auto judicial, un
hambre absoluta, insaciable, abisal.
Todavía los del gabinete de crisis de la SGAE, los victormanueles y los
cacosenantes, invocan a los "creadores", a los 100.000 creadores beneficiarios
de la SGAE (donde no están, por cierto, los escritores, ni los pintores, ni los
escultores, ni los fotógrafos, ni los poetas, ni los bailarines, ni los
diseñadores, ni los arquitectos), para dejar a salvo el buen nombre de la
multimillonaria entidad. Para "creadores", los Neri y compañía, que, casi como
Dios, crearon nombres de la nada.