Mientras el mundo mira a Gaza
01/10/2010 - 09:45
FERNANDO ALMANSA
Desde que Hamás tomara la franja de Gaza en Mayo del 2007 la situación en esa región de Palestina se ha hecho insoportable, y la situación, como consecuencia del bloqueo que Israel ha impuesto en la zona, es de grave crisis humanitaria. Pero mientras el mundo se fija en esta dramática realidad, y a pesar de los guiños del Gobierno de Israel a Al-Fatah, para avanzar en el proceso de reconocimiento de un Estado Palestino en Cisjordania, dejando de lado a Hamás; Israel aplica la política del palo y la zanahoria, y el acoso a la población de Cisjordania no ha cesado, sino que al contrario, se ha incrementado en las últimas semanas.
Como han denunciado algunas organizaciones de derechos Humanos, desde el pasado 5 de Febrero, el gobierno Israelí ha impuesto severas restricciones en los movimientos de palestinos en la zona norte de Cisjordania, concretamente en los distritos de Jenín y Nablus. Las restricciones afectan de forma particular a los varones de edades comprendidas ente los 16 y los 35 años de edad que sólo pueden desplazarse si obtienen un permiso especial, que por supuesto es prácticamente imposible de conseguir.
Pero no sólo eso, las restricciones no se limitan a dificultades administrativas, sino que se han bloqueado físicamente varias carreteras, de forma que cualquier vehículo, está obligado a pasar por los puestos de control que el ejército israelí ha establecido en numerosos puntos estratégicos. Todo ello hace que la vida cotidiana se paralice y con ello la economía y los servicios sociales básicos. Un estrangulamiento lento pero lamentablemente efectivo.
Israel justifica sus actos como medida de protección ante algunos ataques palestinos, pero la desproporción y abuso de estas medidas, es una violación de los derechos más básicos de la población palestina.
Uno de los casos más graves es el que está sufriendo la población de Numan, atrapada entre la Jerusalén Este y Cisjordania. Cada vez más aislada y privada de libertad de movimientos, sus habitantes se ven abocados a una vida miserable y sin futuro, mientras que los asentamientos judíos de Har Homa continúan avanzando e invadiendo el terreno de Nuam. La situación de este pueblo es inhumana. La salida del poblado está rigurosamente controlada, y en muchos casos prohibida incluso ante necesidades de asistencia médica.
La causa judía requiere atención y respeto por parte de la comunidad internacional, pero este respeto sólo será real, cuando Israel muestre el mismo respeto por la realidad palestina, tanto en la franja de Gaza como en Cisjordania.
Pero no sólo eso, las restricciones no se limitan a dificultades administrativas, sino que se han bloqueado físicamente varias carreteras, de forma que cualquier vehículo, está obligado a pasar por los puestos de control que el ejército israelí ha establecido en numerosos puntos estratégicos. Todo ello hace que la vida cotidiana se paralice y con ello la economía y los servicios sociales básicos. Un estrangulamiento lento pero lamentablemente efectivo.
Israel justifica sus actos como medida de protección ante algunos ataques palestinos, pero la desproporción y abuso de estas medidas, es una violación de los derechos más básicos de la población palestina.
Uno de los casos más graves es el que está sufriendo la población de Numan, atrapada entre la Jerusalén Este y Cisjordania. Cada vez más aislada y privada de libertad de movimientos, sus habitantes se ven abocados a una vida miserable y sin futuro, mientras que los asentamientos judíos de Har Homa continúan avanzando e invadiendo el terreno de Nuam. La situación de este pueblo es inhumana. La salida del poblado está rigurosamente controlada, y en muchos casos prohibida incluso ante necesidades de asistencia médica.
La causa judía requiere atención y respeto por parte de la comunidad internacional, pero este respeto sólo será real, cuando Israel muestre el mismo respeto por la realidad palestina, tanto en la franja de Gaza como en Cisjordania.