Mil gracias

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

El comentario
FERNANDO ALMANSA Periodista
La vida no es lineal, es cíclica. Tampoco es circular, porque lo ciclos no son siempre iguales, aunque tengan parámetros en común. Y yo, con este artículo cierro un ciclo de cinco años de presencia cotidiana columnística en este diario; ahora escribiré más distante, más espaciado, pero no crean a quienes fustigo por su indolencia, que me olvidaré de ellos.
La inoperancia, la ineptitud, el abuso de poder seguirá en mi crítica, ya sea de una manera u otra. Tampoco abandonaré la reflexión y la indagación en lo profundo del ser humano.
Cierro un ciclo de reflexión compartida, de rabia socializada, de denuncia con resultados variopintos, pero resultados al fin y al acabo. Cierro una etapa en la que sobre todo he aprendido el compromiso de la comunicación social, y me he dado cuenta de que en nuestra cabeza hay demasiadas cosas que comunicar y en nuestra sociedad demasiados asuntos sobre los que reflexionar y no menos aspectos para denunciar.
Esta colaboración semanal arrancó a partir de la terrible invasión de Irak, donde algunos, nos lanzamos a escribir en prensa local y nacional, para denunciar la barbarie que hoy en día aun persiste. No puedo decir que no hay mal que por bien no venga pues nada puede compensar el horror de las masacres en Irak; pero la oportunidad de colaboración periodística que se me abrió me cargó de responsabilidad y espero haber contribuido en algo a fomentar el pensamiento crítico de nuestra minúscula sociedad tan dormida, no en los laureles, como lo hace el doncel seguntino, sino en la indiferencia, la corruptela y el consumismo.
En estas líneas quiero agradecer muy especialmente a todas las personas que me habéis leído, reflexionado, concordado o discrepado con mis ideas, pero al fin y al cabo compartido. Un agradecimiento especial a los “Pedros” que me dieron la mano en este camino, Pedro Aguilar y Pedro Villaverde. Y por supuesto al diario Nueva Alcarria y todo su equipo. Seguiré asomando la nariz de tanto en tanto, y en otros medios otro tanto, por aquello de que mala hierba nunca muere y porque me urge la palabra rabiosa y ojala que rigurosa y transformadora.
Desde un Nueva York ruidoso, recordando a un genial Lorca, escribo este artículo que cierra un ciclo vital, y abre otro; nos vemos en él, como nos vimos en aquel.