Militares: punto en boca
15/12/2012 - 00:00
Dicen que los militares no pronuncian palabra ante los movimientos secesionistas. Y el que levante la voz, va al rinchi, que se decía en tiempos de colegial, y en la actualidad, a la puta calle. Desde 2006, con el PSOE, al 2012, con el PP, dos generales han sido destituidos por defender el papel de las Fuerzas Armadas en la Constitución: las FF. AA. garantizarán la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional (art. 8. 1). Bueno, pues los generales José Mena Aguado, en 2006, y Ángel Luis Pontijas Deus, en el año en curso, fueron destituidos por José Bono y Pedro Morenés, respectivamente. El teniente general Mena, íntegro entre los íntegros, fue cesado por José Bono con arresto domiciliario y pase a la reserva tras 40 años de servicio impecables, con motivo de su alocución en la Pascua Militar por criticar el Estatut como nación que había auspiciado Rodríguez Zapatero, el mayor iluminado del reino. Luis Pontijas Deus, en este año, ya en la escala B, fue defenestrado por el ministro Morerenés por criticar el secesionismo del iluminado Arturo Mas, un traidor del Estado.
Era en su postrera ubicación ministerial responsable de la publicación de la revista Ejército, en cuya remodelación intervine desde el punto de vista profesional junto a mi amigo García Chaparro, tristemente desparecido dando la cara en combate; y ya de niño mi padre, militar de graduación, la traía a casa dentro de la cartera, en la que iban documentos junto a un chusco para ser comido puesto que Franco a quienes peor trató fue a los militares. Cierto es que los militares no pueden ni deben hacer declaraciones sin el consentimiento de sus superiores. Pero de eso a tapar la boca a unos tenientes generales que proclaman la unidad de España va un abismo.
Mi progenitor respetaba pero no compartía que yo de jovencito fuera antimilitarista, vulgarmente rojo, al final reconozco que en muchas cosas tenía razón. Ay si levantara la cabeza
me digo y me dicen quienes lo conocieron a sabiendas de su rectitud, honestidad y valentía. Luego ya, de periodista, en más de doscientas entrevistas a personajes relevantes en el dominical de Nuevo Diario, modelo de periódico liberal, junto al Madrid, entrevisté a los tenientes generales Ángel Campano, que tenía en su despacho un cañoncito, pum, apuntándome, y a García Rebull, el del proceso de Burgos, falangista de pro, en conversaciones de más de tres horas de duración. No, yo soy militar. Siempre. Lo de político me ha venido cuando no creo en la política, aunque siempre he tenido una gran inquietud por lo social, fruto de mi convivencia con los soldados. Eran militares en estado de alerta. Ahora los hay con el pico cerrado.
PD.- Mi recuerdo a la memoria de Gutiérrez Mellado. Gran soldado.