Minchillo, torero y autobusero
01/10/2010 - 09:45
Te cuento
¿Cómo pasiones tan diferentes pueden unirse entre sí? La respuesta quizá la tenga el hombre que ha conseguido compaginarlas a lo largo de toda su vida, Félix Minchillo. Su afición por los toros vino a edades tempranas, con tan sólo un puñado de años y para el que tendría un modelo a seguir: su propio padre.
Dedicado a la crianza de la huerta, éste se iba a recorrer los pueblos cuando había festejos taurinos a ganarse unos cuartos con la venta de tomates y pepinos. Cuando vendía toda la mercancía, salía al ruedo con la manta que llevaba y daba algún que otro pase. Esta afición, que le costaría siete costillas rotas, es la misma que inculcó casi sin saberlo a su único hijo, quien a la edad de 12 años se escapó del colegio para probar suerte en la nada más y nada menos ciudad de Salamanca, de la que le habían dicho que había un gran ambiente taurino. Sería éste el inicio de una carrera intensa al igual que corta. A los 22 años decide cambiar el rumbo de su vida y apostar por otra pasión, la mecánica, entrando a trabajar como conductor en Trapsa, de la que hoy es su director en Guadalajara, y en la que no deja que ningún usuario ponga ninguna queja. Minchillo siempre acabará convenciéndoles de lo contrario.