Ministerio improvisado

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Apuntes
El año excepcional que está a punto de cerrar el deporte español, instalado en la élite mundial, es el resultado de años de planificación, de apoyo a las disciplinas desde la base y de la aparición de extraordinarios talentos individuales como Rafael Nadal o Pau Gasol.
Este notable nivel deportivo y sus consecuencias sociales y económicas podrían hacer aconsejable la creación de una estructura ministerial para coordinar los esfuerzos de las 17 autonomías, apuntalar los esfuerzos de cara a las próximas citas olímpicas o redoblar el impulso a las categorías inferiores. Pero anunciar la creación de un nuevo Ministerio de Deportes desgajándolo de su ubicación actual en el de Educación, como hizo ayer el presidente del Gobierno a instancias del capitán del equipo de la Copa Davis y en plena euforia por la conquista de la Ensaladera, constituye un modo tan reprobable de pronunciarse al respecto que desmerece el objetivo que se dice perseguir. La renovación de la estructura gubernamental no puede revestirse con gestos con apariencia de improvisación, máxime cuando exige movilización de recursos en un momento definido por una obligada austeridad y la mesura en las decisiones públicas.