Miss Congress


La figura de Encarnación Cabré es ineludible a la hora de aproximarse a los conocimientos existentes sobre la Cueva de los Casares, como queda constatado en el artículo La Cueva de los Casares y de la Hoz.

En el trinomio de arqueología, historia de las mujeres y Guadalajara el resultado es inequívoco: Encarnación Cabré Herreros, quien ha sido considerada la primera arqueóloga española. Esta madrileña de longeva vida está vinculada a nuestra provincia a través de diversos proyectos arqueológicos, destacando entre ellos el de la Cueva de Los Casares.

Su presencia en un ámbito que entonces se encontraba absolutamente masculinizado no pasó desapercibida, de manera que fue apodada Miss Congress por lo insólito que debió parecer la participación de esta mujer en los muchos congresos internacionales en los que intervino, exponiendo con brillantez sus investigaciones y realizando numerosas publicaciones.

Siendo todavía una adolescente estableció sus primeros contactos con esta disciplina científica gracias a su padre, el prestigioso arqueólogo Juan Cabré Aguiló, que, además de tratarse de una eminencia reconocida, fue director del no menos prestigioso Museo Cerralbo. 

Tras acabar la carrera comenzó el doctorado, obteniendo en 1932 una beca de la Junta Superior para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) destinada a realizar unos cursos de prehistoria y etnografía en las universidades de Berlín y Hamburgo. Precisamente, dos años más tarde, se implicó en las llamadas Misiones de Arte, un programa del Centro de Estudios Históricos adscrito a la mítica JAE.

Terminada la Guerra Civil aparcó su trayectoria profesional, la cual no retomó hasta la muerte de su querido padre para así continuar con su legado. En 2019, el Congreso de los Diputados propuso al Ministerio de Cultura que el jardín del Museo Arqueológico Nacional llevase su nombre.

Pie de foto: Encarnación Cabre junto a su madre, Antonia Herreros, y su hermano Enrique en la necropólis del Altillo de Cerropozo en Atienza (Guadalajara). 1908-1922.Fuente: Fototeca del Patrimonio Histórico(MCU)

Como ya se ha apuntado, la figura de Encarnación Cabré es ineludible a la hora de aproximarse a los conocimientos existentes sobre la Cueva de los Casares, como queda constatado en el artículo  «La Cueva de los Casares y de la Hoz», publicado en 1934 en Archivo Español de Arte y Arqueología. Aparte de la estrecha cooperación con su padre en el examen minucioso de la cueva, Encarnación realizaba calcos de los grabados y tomaba fotos con su Leika, siendo pionera en el uso de la fotografía como registro documental de los trabajos de campo.

De la obra antes mencionada no me resisto a compartir dos reseñas que me resultan maravillosas (realmente todo el artículo lo es y, en cierto modo, me resarce del plantón que hace unos años nos dio la empresa que en esos momentos se encargaba de gestionar aquel bien patrimonial y turístico. Verán, después de haber reservado con casi dos meses de antelación, un grupo personas, entre ellas algunas venidas ex profeso de Barcelona, nos vimos privadas del disfrute  de estas representaciones del arte rupestre que Juan Cabré definió como «las primeras de su género aparecidas tan en el interior de la península ibérica»).

En la primera de ellas, como cifontina me enorgullece que Juan Cabré explorara la cueva de los Casares acompañado por Layna Serrano, José Cernuda (restaurador del Museo Arqueológico Nacional) y Jesús López, quien fuera alcalde de Cifuentes y que dispensó a la comitiva una grata acogida. De mis abuelos, uno de izquierdas y el otro de derechas, no he oído más que cosas buenas de este alcalde republicano, duramente represaliado, del que me ha dado solaz encontrar esa alusión.

En cuanto a la segunda de las reseñas, el reputado arqueólgo dice que «en el 18 de agosto volví de nuevo a Riba de Saelices, con mi esposa y mis dos hijos, para ayudarnos mutuamente en nuestros trabajos de la cueva de los Casares, y con el material necesario de estudio. Estos trabajos duraron hasta el 3 de septiembre, colaborando intensamente mi hija María de la Encarnación, a la que se deben todos los calcos de los grabados y pinturas de la cueva (…)».

Si leer el artículo del padre desencadena una visita imaginaria pero certera a la cueva, observar la precisión de los dibujos de la hija genera una mezcla de excitación y curiosidad. Sin duda constituyeron una buena liga profesional que sigue haciéndonos partícipes del entusiasmo y rigor con el que iban descubriendo los recovecos de la caverna, nuestra Cueva de los Casares.

El miércoles pasado tuvo lugar el Día Internacional de la Arqueología. La incomensurable labor de Encarnación Cabré ha hecho que esas escenas de pesca, de signos arbóreos, de animales y de seres antropomórficos las tengamos interiorizadas como el gran tesoro provincial y nacional que es, pues gracias al quehacer de los Cabré, el 18 de septiembre de 1935 fue declarado Monumento Nacional. Por ello, teniendo en cuenta que el Museo de Guadalajara es un centro de referencia de la investigación arqueológica, bien se podría seguir la estela de la Cámara Baja y hacer un reconocimiento a Encarnación Cabré en los jardines municipales del Infantado, aumentando así la visibilización de las mujeres en los espacios públicos que ya se está aplicando al callejero.