Monseñor Atilano, garantía de continuidad

11/02/2011 - 00:00 Redacción

El pasado 2 de febrero conocíamos quién será el sustituto de nuestro, hasta ahora, querido obispo. Se va don José Sánchez, por la puerta grande, después de más de un año de prórroga y tras conseguir un sucesor, que según dicen, es de su cuerda, el hasta ahora obispo de Ciudad Rodrigo. Los que más le conocen dicen que a sus 64 años, monseñor Atilano, garantiza la continuidad e, incluso, la línea pastoral de fondo. Con su toque personal, lógicamente. Y con buenas dosis de realismo, cercanía, calidez humana y hondura espiritual. Así lo ha demostrado desde que fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1970. Los primeros años de su ministerio sacerdotal los pasó en su diócesis natal dedicado a la pastoral parroquial y a la formación de seminaristas. En el año 1977 se trasladó a Zaragoza como secretario del monseñor Elías Yanes Álvarez, donde estuvo hasta el año 1992, cuando retornó a su diócesis como moderador del equipo sacerdotal de la parroquia de El Buen Pastor de Gijón, cargo que ocupaba, junto al de arcipreste, cuando fue nombrado obispo auxiliar de Oviedo, en 1996. Ese mismo año recibió la ordenación episcopal y en 2003 fue nombrado obispo de Ciudad Rodrigo, sede de la que tomó posesión ese mismo año. En la actualidad es miembro de la Conferencia Episcopal de Apostado Seglar y Consiliario Nacional de Acción Católica desde el año 2002. Como él mismo ha asegurado, afronta esta nueva etapa como un reto. “Soy consciente de que el Señor me envía a una diócesis con profunda solera cristiana, que hunde sus raíces en los primeros siglos de la cristiandad” pero lo hace con el convencimiento de que aquí encontrará el apoyo suficiente como para acabar conociendo en profundidad las necesidades de la provincia. Sin duda el 2 de abril, día en el que tomará posesión de su cargo, la diócesis cerrará una etapa y abrirá otra en la que la continuidad parece estar asegurada, aunque con muchos retos por delante.