Muy malas noticias
30/10/2011 - 13:14
La crisis económica vuelve a irrumpir con la fuerza de un vendaval en la agenda electoral del 20-N, cuando ya estamos a punto de pisar la línea de salida para la campaña propiamente dicha. Malas noticias para España. Buenas para los cerebros de la campaña electoral del PP, sabedores de que los ciudadanos ven a este partido más capacitado para salir de la crisis.
En apenas cuarenta y ocho horas hemos conocido un sensible aumento del paro y el estancamiento de la economía nacional. A saber: 144.700 parados más en el tercer trimestre del año, que suele ser el más agradecido para la creación de empleo, y ya muy cerca de la fatídica cifra de los cinco millones (4.978.300). Por otro lado, el Banco de España nos acaba de hacer saber que la economía española ha registrado un crecimiento nulo en ese mismo período de julio a septiembre.
Por si fuera poco, hay una tercera derivada que nos pone de nuevo en evidencia ante los mercados, la Unión Europea y los organismos internacionales. Me refiero al déficit público y a la dificultad de cumplir los compromisos adquiridos por nuestro país ante las autoridades de Bruselas en materia de equilibrio presupuestario. A pesar de las políticas de austeridad, los expertos ya han señalado los riesgos de que se pueda producir una desviación respecto al objetivo de déficit del 6 por ciento marcado para el presente ejercicio de 2011.
Detrás de las cifras está el drama social del paro y el verdadero leit motiv de la enorme pulsión de cambio que se detecta entre los votantes del 20-N. Al fin y al cabo los famosos cinco millones de parados son los que van a franquear las puertas del palacio de la Moncloa a Mariano Rajoy.
Y frente a esa apabullante verdad demoscópica y política, resulta poco menos que irrelevante perderse en los detalles del programa electoral que el PP presentó en Santiago de Compostela este lunes.
Por tanto, no conviene a los equipos electorales de Rajoy perderse en los detalles de una eventual reforma de la Ley del Aborto. Y mucho menos en los asuntos del terrorismo, que sólo preocupa al 3,3 por ciento de los españoles, según el último barómetro del CIS.
A distancia sideral del drama del paro, que preocupa al 81 por ciento, aunque en la serie histórica los hay más altos, como el de abril de 1997 (87,6) u octubre del mismo año (85,3).
Los últimos datos sobre la actividad económica tampoco auguran nada bueno en materia de empleo, porque, desengáñense ustedes, de ese túnel no saldremos si la economía no crece. Y es el caso que no crece porque sus dos motores están parados. El de la inversión, por falta de crédito. Y el del consumo, por falta de empleo. Lo demás es hablar por hablar. Por supuesto que una buena regulación del mercado de trabajo facilitaría la contratación, pero ese mantra sólo sirve para las épocas de bonanza. No para crear empleo en épocas de crisis lindantes con la recesión.