Nadar contracorriente

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

EL COMENTARIO
Juan Luis Francos - Escritor
Qué fácil y reconfortante resulta escribir a favor de corriente, incluso se suelen recibir felicitaciones. A favor de corriente, los malos nadadores parecen atletas olímpicos.
Muchos son los que se apuntan a ir en la dirección en la que va la mayoría, uno se siente arropado y, tantas voluntades juntas, te hacen pensar en que tienes la razón.
Qué fácil resulta en estos momentos sumarse a las bullangueras, festivas, alegres y divertidas Peñas en su afán por protestar por el nuevo Ferial. Se prevén actos de protesta de lo más variado, se prevé que van a tener muchos apoyos. Seguramente que a los actos de protesta se van a sumar a las peñas, simpatizantes, familiares, gentes de buena fe que creen en sus razones y algunos interesados, incluso políticos. Se esperan unas fiestas calientes. Las razones seguro, como suele pasar casi siempre, estarán repartidas. También estarán repartidas, las sinrazones. Puede que el Ayuntamiento no haya acertado de pleno con la nueva ubicación ¿Había otra mejor?
Razón sin duda tenían los vecinos del antiguo Ferial cuando solicitaban descanso por la noche. Razones tienen ya los afectados por el nuevo emplazamiento ante todo lo que se les viene encima. El Ayuntamiento, entre la espada y la pared, se le exige que dé gusto a todos. Algo así como estar a la vez con Dios y con el César, lo que a todas luces no es posible. Dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César le va a resultar muy, pero que muy, difícil a los munícipes. Pensar que las personas mayores, los niños, los enfermos y los que han estado de fiesta puedan descansar y dormir mientras las peñas andan de bullanga se nos antoja objetivo imposible. Son tan numerosas las peñas que cuando unos duermen otros están en vela, aunque, ciertamente, todos duermen poco.
Mi amigo Heliodoro, muy inteligente él, hace gala de una fe increíble y propone que sean los peñistas los que elijan el emplazamiento y la forma de divertirse. Lo único que se le pediría a las Peñas es que colaboraran con el descanso de los demás, de manera que niños, ancianos, enfermos y los demás humanos puedan ejercer su derecho al descanso; que los decibelios estén acorde con lo reglamentado en las distintas horas del día, que mantener el recinto y aledaños limpio, es tanto labor de los que limpian como de los que ensucian. No haría falta entrar en más detalles, con lo apuntado sería suficiente para lograr la convivencia y que las fiestas sean fiestas para todos. Si las Peñas están en esta tesitura las fiestas, con toda seguridad, serán un éxito, serán las fiestas, esos días anuales dedicados a la diversión, a la convivencia y a producir días dignos de ser recordados por la alegría y no por los enfrentamientos.