Nadie responde por la derrota
30/05/2011 - 00:00
Por qué el sanedrín del PSOE ha optado por el dedazo que tanto criticaban -con razón- en el caso de la designación de Rajoy como sucesor de Aznar? La razón es muy simple: con el dedazo ganan tiempo y retrasan el análisis de las causas del desplome electoral. Nadie responde por la derrota.
La exaltación de Alfredo Pérez Rubalcaba a la cabeza del PSOE ha sido un golpe de mano del núcleo duro del partido para evitar la apertura de un proceso de primarias o un congreso extraordinario que en la práctica podría haber sido la plataforma crítica para señalar los errores políticos cometidos por la dirección del partido, errores que han servido en bandeja la victoria del PP en las elecciones municipales y autonómicas.
Contando con la bulimia de poder del triministro, con el giro de Pepe Blanco -director de la campaña electoral que se ha saldado con un derrota histórica para los socialistas- y con la anuencia de algunos de los barones que han perdido baronías y alcaldías o han salido demediados de las urnas
-los Patxi López, Montilla, Gómez, Alarte, Griñán, etc- han optado por cargarse el congreso extraordinario y las primarias, los dos únicos registros de catarsis que le habrían permitido al PSOE establecer un diagnóstico critico acerca de las causas de la derrota y orientar rumbo hacia la redefinición de las señas política socialdemócratas desnaturalizadas por el experimento zapaterista.
¿Por qué se han cargado el mecanismo de las primarias? A mi juicio lo han hecho por dos razones. La primera está relacionada con el más viejo y conocido de los reflejos de las castas políticas o sacerdotales. Me refiero al instinto de supervivencia. Un registro que se activa automáticamente en los momentos de pánico o cuando la elite o el sanedrín que monopoliza el poder en el seno de una organización percibe a su alrededor movimientos de cambio. No es que la opción que hubiera podido representar Carme Chacón estuviera fuera del cogollo que manda en el partido, pero por razones de edad, circunstancias personales y apoyos mediáticos podría haber sido catapultada como contrafigura digna de encabezar la revuelta contra quienes como Rubalcaba o Pepe Blanco habrían sido expuestos como lo viejo que se negaba a morir para -según la definición de Gramsci-, dejar paso a lo nuevo que pugnaba por nacer.
Todos ellos, incluida, por supuesto, Chacón han sido por igual criaturas inventadas por Zapatero o acríticas colaboradoras suyas, pero la política se lleva mal con la memoria, así que el cuchillo habría dado la victoria a los más madrugadores en contacto con las agrupaciones locales del PSOE o a los más diligentes o favorecidos en sus relaciones con los medios. Prisa habría optado por Rubalcaba y la Sexta y Público por Chacón y en el envite -caso de celebrar un congreso extraordinario-, habrían jubilado a Zapatero un año antes de que los aparejadores de León tuvieran dispuestos los planos de su nuevo chalet.
Con el dedazo ganan tiempo y retrasan el análisis del por qué del desplome electoral. Si no hay análisis tampoco puede haber asunción de responsabilidades. Por eso, pese al batacazo, ni Gómez en Madrid, ni Alarte en Valencia, ni Antich en Baleares, ni Hereu en Barcelona, ni Gorostiaga en Cantabria, ni Barreda en Castilla-La Mancha, ni Oscar López en Castilla León, ni Espadas en Sevilla... Salvo el alcalde de Logroño, nadie ha querido asumir la derrota, extraer conclusiones, asumir responsabilidades y ceder el paso a otros. En realidad, la prórroga que le han dado a Zapatero se la han concedido también a ellos mismos. Si no hay primarias ni congreso extraordinario: nadie responde de la derrota... y son unos cuantos menos los que tienen que preguntar por el teléfono de la oficina de empleo para apuntarse al paro.
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