Ni el uno ni el otro
09/02/2011 - 00:00
Lo que más me llama la atención de la última encuesta del CIS no es que dé diez puntos de ventaja al PP sobre el PSOE, ni tampoco me sorprende que los ciudadanos suspendan al presidente Zapatero. Lo realmente llamativo es que Mariano Rajoy esté incluso por debajo de Zapatero en la valoración de los ciudadanos.
Creo que es la primera vez en nuestra historia reciente que un partido que puede ganar las elecciones tiene como líder a alguien que despierta tan escaso entusiasmo. De manera que se puede dar la paradoja de que el PP gane las elecciones, incluso por goleada, pero que, sin embargo, los ciudadanos no sientan gran aprecio ni tengan gran opinión del que puede ser presidente de Gobierno.
La verdad es que la encuesta del CIS, que no tiene trampa ni cartón, o por lo menos no está tan mediatizada por intereses partidistas, deja en mal lugar tanto a Zapatero como a Rajoy. Los ciudadanos no están satisfechos de ninguno de los dos, pero ya digo que en el caso de Zapatero se entiende, puesto que es quien tiene la responsabilidad de gobernar, y los ciudadanos no le perdonan su mala gestión de la crisis económica que padecemos. Pero ¿por qué no gusta Rajoy? ¿Por qué no despierta entusiasmo o siquiera cierta ilusión?
Mariano Rajoy es un hombre de trato educado, un parlamentario discreto, un político que en su haber no tiene grandes meteduras de pata pero que si preguntamos en la calle tampoco nadie sabría hablarnos de sus aciertos. En definitiva, no tiene esa capacidad de liderazgo, ese tirón popular, esa capacidad de generar confianza que suelen tener los líderes políticos. Eso no significa que no pueda ser buen gobernante, pero al día de hoy está claro que los ciudadanos van a votar al PP más por el deseo de que desaparezca Zapatero que por el convencimiento de que Rajoy tiene las cualidades necesarias para liderar nuestro país.
La encuesta del CIS no deja lugar a dudas sobre el desafecto que los ciudadanos sienten por el uno y por el otro, por eso sorprende el empecinamiento de los partidos, amen de los protagonistas, por no ofrecer la oportunidad de que ocupen sus puestos otros políticos capaces de generar esa confianza.
En el caso de Rajoy va a hacer buena la máxima de que resistir es vencer. Está claro que Mariano Rajoy lleva dos legislaturas esperando su momento, pero en este tiempo no ha logrado conquistar a los electores, ni siquiera los que le van a votar. Pero ha resistido, ha sabido hacerse con el santo y seña de su partido, y está en disposición de convertirse en presidente porque, según las encuestas, su partido puede ganar las elecciones.
En cuanto a Zapatero, hay quien asegura que el presidente hay días en que parece dispuesto a continuar peleando, a no tirar la toalla y repetir como candidato. Cree que la firma del pacto de las pensiones, o la visita de Merkel, le han dado fuelle. No termina de creerse que está solo en el escenario, que se han apagado los aplausos, que en realidad hace tiempo que el público se marchó por más que se empeñe en no permitir que los tramoyistas bajen el telón. La encuesta del CIS es toda una lección
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