Ni en la despedida

28/06/2011 - 00:00 Carmen Tomás

 
El presidente del Gobierno se despidió ayer desde la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados aprovechando el debate sobre el estado de nación. Sin embargo fue otra ocasión perdida, quizás la última que tenía si como se barrunta finalmente las elecciones se adelantan a finales de noviembre. En todo caso, dio las gracias, supongo que a los suyos, pero no pidió perdón a los españoles por su empecinamiento en negar la crisis, por agravarla con sus políticas de gasto que se comieron la hucha que gracias al esfuerzo de los españoles habíamos logrado y por su insensibilidad e irresponsabilidad al no adoptar en tiempo y forma las reformas que tanto desde el país como desde fuera de él le vienen reclamando hace ya varios años.

   En lugar de entonar un mea culpa y de responsabilizarse ahora que se de haber malogrado la confianza de los mercados, de haber tirado por los suelos la marca España y de haber llevado al traste millones de ilusiones de jóvenes y no tan jóvenes, nos volvió a hablar del ladrillo, del modelo productivo, intentando por enésima vez tomar por tontos a los ciudadanos haciéndonos creer poco menos que acaba de llegar y se ha encontrado con la tostada. ¿Hay que recordar a Zapatero y a su gobierno que lleva más de siete años gobernando y que no ha hecho exactamente nada por cambiar ese modelo? Más bien durante los primeros años hasta la crisis se aprovechó de él y fardó de las cifras de crecimiento y desempleo que arrojaban las estadísticas gracias en su mayor parte al ladrillo, ahora tan denostado.

   No nos venga ahora con este cuento de nuevo. Lo de echarle la culpa al PP ya no cuela ni entre la mayoría de los suyos, sobre todo a los que se han quedado en paro o los que ven mes tras mes, año tras año, como sus hijos no encuentran ni su primer empleo. Hoy Zapatero tenía que haber pedido perdón y haber disuelto las cámaras, porque cada día que sigue en La Moncloa nos cuesta dinero, confianza y esperanzas. Nos deja el país arruinado y pesimista. Y a estas alturas ya no vale argumentar que si las exportaciones o el turismo han mejorado un poquito. Estamos a las puertas de volver a la recesión, pagando por la deuda lo que no está en los escritos. Este año pagaremos de más lo que nos hemos ahorrado con la bajada del sueldo a los funcionarios y con la congelación de las pensiones.
 
    
 
 

 

  

  

 

 

  

  

  

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