No es suficiente
01/10/2010 - 09:45
Opinión
LUIS DEL VAL,
PERIODISTA
El presidente del PP no suelta prenda acerca de quién será su número dos. Ni sobre Esteban González Pons, ni sobre Pío García Escudero, ni sobre Dolores de Cospedal, ni Javier Arenas.
Dentro del socialismo español hay personas muy listas, y Pepiño Blanco es uno de los más astutos. Cumple muy bien su papel, con notable brillantez, y encarna casi rondando la perfección el personaje que, en su tiempo, ocupó Alfonso Guerra. Alfonso Guerra, además de listo es inteligente, quiero decir que añadido a la inteligencia pragmática posee hondura en el análisis y capacidad de abstracción. A lo mejor, Pepiño, también, es posible, los hechos lo corroborarán.
Desde luego el hallazgo retórico de que los culpables de lo que nos ocurre lo tiene Bush, por un lado, y Rajoy, por otro, merced a su empeño en desconfiar y, por tanto, generar desconfianza, resulta brillante. Se trata de uno de esos argumentos de choque de gran impacto y que neutralizan una situación difícil. Pero el problema fundamental es que la situación difícil no es pasajera, sino que tiene visos de pertinaz, y un crecimiento del paro al 30% pone en serias dificultades a muchos votantes, a los que el consuelo de las explicaciones les sabe a poco, entre otras cosas porque les resulta imposible reclamarle a Bush, por lo lejos que está, y tampoco a Rajoy, porque no gobierna. La retórica es muy eficaz en situaciones pasajeras y, sobre todo, en situaciones que no sean profundamente graves. En inundaciones, terremotos y otras catástrofes, hay que acudir en socorro de las víctimas y aplicar medidas de desalojo, por muy molestas que sean. En esa situación, cuando las llamas amenazan las viviendas, a nadie se le ocurre decir que la culpa es de los pirómanos, de los meteorólogos o de la fatalidad. El que está encima del tejado espera una barca, y el que ve como el humo le ahoga un hidroavión, que apague momentáneamente el peligro hasta que llegue el equipo de rescate. Y pese a que en el PP abundan los expertos en retórica, el bajón en las encuestas del PSOE les debería estimular a trabajar en sectores diferentes de la dialéctica.
Desde luego el hallazgo retórico de que los culpables de lo que nos ocurre lo tiene Bush, por un lado, y Rajoy, por otro, merced a su empeño en desconfiar y, por tanto, generar desconfianza, resulta brillante. Se trata de uno de esos argumentos de choque de gran impacto y que neutralizan una situación difícil. Pero el problema fundamental es que la situación difícil no es pasajera, sino que tiene visos de pertinaz, y un crecimiento del paro al 30% pone en serias dificultades a muchos votantes, a los que el consuelo de las explicaciones les sabe a poco, entre otras cosas porque les resulta imposible reclamarle a Bush, por lo lejos que está, y tampoco a Rajoy, porque no gobierna. La retórica es muy eficaz en situaciones pasajeras y, sobre todo, en situaciones que no sean profundamente graves. En inundaciones, terremotos y otras catástrofes, hay que acudir en socorro de las víctimas y aplicar medidas de desalojo, por muy molestas que sean. En esa situación, cuando las llamas amenazan las viviendas, a nadie se le ocurre decir que la culpa es de los pirómanos, de los meteorólogos o de la fatalidad. El que está encima del tejado espera una barca, y el que ve como el humo le ahoga un hidroavión, que apague momentáneamente el peligro hasta que llegue el equipo de rescate. Y pese a que en el PP abundan los expertos en retórica, el bajón en las encuestas del PSOE les debería estimular a trabajar en sectores diferentes de la dialéctica.