No me digas que fue un sueño

16/03/2011 - 00:00 Fermín Bocos

A la vista de todos, los sátrapas del mundo árabe están tratando de agostar los frutos de la revuelta protagonizada por los indignados ciudadanos de media decena de países. En los casos de Egipto, Túnez, Jordania o Yemen mareando la perdiz con prometidas reformas que se demoran; en Libia o Bahréin pasándoles por las armas. Mientras tanto, la ONU, la OTAN y la Unión Europea siguen como Nerón: tocando la lira y dando comunicados de prensa. Digámoslo claro: comunicados que no comunican otra cosa que la vergüenza de Occidente que en el caso de Libia no se decide a intervenir -en realidad nadie quiere-, el dinero de Gadafi y sus negocios en varios países de la UE pesan lo suyo.
   Y, si en relación con Libia, nadie mueve un dedo para ayudar a los sublevados contra el tirano, el silencio ante la invasión de Bahréin por tropas saudíes destacadas en socorro del sátrapa local, es sencillamente escandaloso. Vista la evolución de los acontecimientos y la complejidad geoestratégica de la región parece claro que Arabia Saudí (sunitas) cuenta con el apoyo sin fisuras de Washington y por eso se ha decidido a intervenir en los asuntos internos de Bahréin el pequeño emirato cuya familia reinante (que pertenece a la minoría sunita) hace frente a una revuelta popular que ha fermentado entre la población que es mayoritariamente chiita.
   La región es la gasolinera del mundo occidental, Irán está al acecho y los EE.UU., que sigue teniendo miles de soldados en Irak, ha decidido hacer la vista gorda ante la invasión. Los negocios son los negocios, incluso para Mr. Obama, el hombre que llegó a la Casa Blanca prometiendo que iba a cambiar el mundo. No hay razones para el optimismo. Al paso que vamos, mucho me temo que Obama pasará y quienes van a permanecer son los Gadafi, Abdalá (Arabia), Hamad Al Jalifa (Bahréin), Saleh (Yemen) y demás sátrapas que están dándole la vuelta a la revuelta árabe. ¡Que anticipación la de Kavafis!, el poeta griego nacido en Alejandría. Cuando nos pregunten por la revuelta árabe que buscaba la libertad, habremos de concluir como él en el más famoso de sus versos: fue un sueño.