No salimos de pobres

12/12/2011 - 00:00 Antonio Casado


  Remonta la prima de riesgo y cunde el temor a que la deuda española vuelva a ser penalizada en los mercados (este martes, venta de letras a 12 y 18 meses, y emisión de obligaciones el jueves), a la vista del precedente italiano. Todo ello después de los acuerdos de Bruselas en la Cumbre de la UE pilotada por Alemania y Francia el viernes pasado. Malas noticias.

  Nos recuerdan que el pacto fiscal y de coordinación de políticas económicas entre los 17 países del euro, y los que quieran apuntarse, ha quedado un poco cojo. Se suponía que debía cubrirse el doble requerimiento entre lo urgente, que es la inyección masiva de liquidez en los mercados, y lo importante, que es efectivamente el avance hacia cotas de mayor integración entre los socios europeos.

  En consecuencia, una especie de pacto: mayor integración fiscal con cesión de soberanía a cambio de arropamiento financiero. Pero si no se evita el colapso financiero en los países más expuestos a la crisis de la deuda soberana, España entre ellos, que es lo apremiante, de poco servirá la reforma de los tratados que garanticen en el futuro el equilibrio presupuestario por mandato constitucional y dispongan el consiguiente proceso sancionador a quienes rebasen el famoso umbral del 3 por ciento.

  Es el peligro que nos acecha, el del colapso, si las autoridades de Bruselas y el FMI no doblan el brazo a los especuladores. En esas coordenadas, no basta depositar la confianza en nuestro flamante ganador de las elecciones generales. No digo que no lo merezca. Digo que su margen de maniobra para ser decisivo a escala nacional está muy limitado por el marco economicista europeo en el que estamos insertados. Este lunes nos volvió a recordar su hoja de ruta en los mismos términos genéricos y voluntaristas que ya lo había hecho anteriormente.

  A saber: control del déficit público, reforma laboral, reforma financiera, volver a estar presentes en los centros de decisión y recabar la colaboración de todos para gobernar con grandes consensos siempre que eso sea posible. Pero, insisto, la capacidad de maniobra de Mariano Rajoy está muy limitada. Esto no va a ser tan sencillo como designar a quien le apetezca para llevar la voz cantante del PP en el Congreso y el Senado, que es lo que hizo este lunes después de la Junta Directiva.

  Para empezar, en esa especie de pacto europeo entre la parte rica y la parte pobre de la zona euro, o entre la parte sana y la parte enferma, si se prefiere, España no está en el mejor de los bandos. Si el fondo de rescate no se amplia (ahora se disfraza de Mecanismo Europeo de Estabilidad, hasta 750.000 millones), si el Banco Central Europeo no es prestamista de último recurso y si de los eurobonos nunca más se supo, me temo que España, sin crecimiento y a dieta de adelgazamiento, seguirá estando en el pelotón de los torpes.