No sólo sobra un rey
01/10/2010 - 09:45
Cartas al director
JORGE DEL CASTILLO MORALES Militante del PSOE - Guadalajara
La pasada semana se cumplió, el día 14 de abril para ser exactos, setenta y nueve años desde el nacimiento de la II República Española. Este hecho marcó un antes y un después en la historia de nuestro país, una huella que auguraba el comienzo de la evolución hacia la libertad, la igualdad y la fraternidad que la mayoría de los ciudadanos pretendía tener y que se conseguiría más pronto que tarde ¿o no?
La existencia de un monarca como jefe de estado es un hecho que no termina de encajar en un sistema llamado democrático, como bien todos sabemos. Tenga el poder que tenga, un cargo público vitalicio es algo que choca con todo principio de evolución en este sistema del poder del pueblo, y lo muestra más inmaduro aún de lo que algunos nos quieren hacer creer. Desde el punto de vista evolutivo, al menos como el que escribe lo puede y debe opinar en este artículo, el rey es el menor de los cambios que la República podría traer; tenemos una gran cantidad de derechos (y por qué no decirlo, de deberes) que el futuro podría mostrarnos y cedernos, al menos como simple unión de la voluntad de un pueblo sin golpes de estado intermedios ni bien atados nudos enrevesados.
Si llegado el día algunos de los poderes fácticos y ciertos ventrílocuos de Cristo, manejando a su antojo su propia representación de Dios, atentaron contra la voluntad de la mayoría de un pueblo, no fue con el objetivo principal de Borbonizar, Austrizar o Saboyizar el sistema. La principal tarea de dichos individuos fue devolver los privilegios a las cúspides piramidales; evitar que España fuera de todos, por todos y, principalmente, para todos.
Y esa República proclamada el 14 de Abril de 1931 es un modelo a seguir, no tanto por su guía, sino debido a la libertad, a la igualdad y la fraternidad que, a día de hoy, deben ser las que coronen, gobiernen y gestionen este estado monárquico y republicano llamado España.