Novedades en la seguridad vial

27/03/2014 - 23:00 Redacción

El número de accidentes, de fallecidos y heridos en las carreteras en los últimos años ha experimentado un importante descenso a medida que la normativa que regula el tráfico ha ido incorporando mayores sanciones a las diferentes infracciones, de manera significativa desde que entró en vigor el llamado ‘carné por puntos’. Las estadísticas son reveladoras de que las campañas de concienciación llevadas a cabo durante mucho tiempo por la Dirección General de Tráfico han tenido un efecto mucho menor que el endurecimiento del castigo por las imprudencias al volante, que adquirieron la condición de delito en el caso de la conducción bajo los efectos del alcohol. También la normativa ha conseguido que sean ya pocos los que salen a una carretera sin llevar puesto el cinturón de seguridad, los sistemas necesarios de retención infantil, el ‘manos libres’ para hablar por teléfono o el casco si conducen una moto, aparte de la evidente moderación en la velocidad que todos hemos comprobado en nuestros viajes.
 ‘La letra con sangre entra’, decía un viejo refrán de otros tiempos tal vez, pero muy cierto cuando el sentido común es tantas veces y por desgracia el menos común de los sentidos, como reza otro dicho de la sabiduría popular. Los accidentes de tráfico llegaron a ser la primera causa de muerte en determinadas franjas de edad y muchos por imprudencias, temeridades, hábitos o prácticas evitables. El alto número de siniestros que todavía se producen cada día en nuestras vías obliga a no caer en el conformismo y seguir castigando con la máxima dureza aquellas conductas que hacen peligrar la vida o la seguridad de los demás. La nueva Ley de Tráfico endurece aún más las multas por conducir bajo efectos del alcohol y obliga a los menores a llevar casco también en la ciudad. Intensifica los controles sobre las autoescuelas y hacen al conductor responsable de los accidentes con piezas de caza. Las normas que benefician a la colectividad deben ser entendidas como positivas. Es síntoma de una sociedad más madura. Otro tema, a no descartar, es el afán recaudatorio.