Noviembre

30/11/2019 - 18:37 Marta Velasco

En tiempos de infortunio hay que dedicarse a la cultura y gracias a ello paso las veladas leyendo cosas bonitas y heroicas sin ver los telediarios.

Noviembre se deshilacha en agua como los noviembres antiguos y en esta penumbra la política ha llegado a un punto muy alarmante. Me preocupo inútilmente, porque los llamados a poner remedio están a lo suyo, pactando puestos y prebendas. He visto en un periódico una foto de Sánchez con Susana Díaz, ella apoyada en el hombro masculino, como en un anuncio de cariñoterapia, él mirando por encima de su cabeza con la mueca fría del malote del culebrón y, háganme caso, soy fan de Betty la fea y conozco el gesto, no es que ella no se lo haya merecido, que sí, pero ándate con ojo, Susanita.

Dicen los expertos que el mundo va hacia la catástrofe y, para solucionar el problema del medio ambiente como un héroe de tebeo y distraernos de sus tinglados, Sánchez ha organizado, con unos eurillos que quedaban de los exitosos presupuestos generales de Montoro, la Cumbre Mundial del Clima, convocando a Greta, ocupada al otro lado del mundo, que llegará cruzando los mares en una gabarra no contaminante. Los catalanes continúan dando la turra con Torra. Se rumorea que, si siguen así, se ganarán el premio a la obstinación, el lazo amarillo en su categoría de oro seguramente. 

En este viacrucis novembrino de elecciones fallidas y alianzas siniestras las únicas luces en la oscuridad han sido la vuelta a casa del Rey Felipe, que pone un punto de equilibrio entre tanto vértigo, y mis buenos vecinos que me regalan libros maravillosos. En tiempos de infortunio hay que dedicarse a la cultura y gracias a ellos paso las veladas leyendo cosas bonitas y heroicas sin ver los telediarios.

  Tengo un vecino madrileño, un amigo sabio con la casa tapizada de libros, buscados cuidadosamente en la Cuesta Moyano y las librerías de viejo.  Siempre me trae alguno, y acabo de leer uno muy recomendable, “Somos libros, seámoslo siempre”, de Fernando Iwasaki, escritor peruano de Sevilla. En esta recopilación en la que desfilan autores conocidos y desconocidos, lamenta la desaparición de librerías y editoriales, pero tiene la certeza de la pervivencia de los libros en rastros y baratillos.  Iwasaki se pregunta:” ¿Quién soy yo para juzgar a quienes prefieren los libros en tablet y el vino en tetra brik?”

Mi vecino seguntino, amigo y primo, me ha regalado un libro de viajes que ha escrito al regresar de la India. Primorosamente encuadernado, con preciosas fotos y las magníficas acuarelas de Aurora Pérez. Este viajero escribe tan bien que cada año imagino que voy de polizón por el ancho mundo. Ahora sé que el paraíso terrenal está inspirado en Udaipur, que Bombay no envidia a Nueva York en edificios modernistas y conozco detalles apasionantes sobre la división de la India y la creación de los Estados Principescos. El año pasado estuve literalmente en Bután y al año que viene, ya veremos… 

Este mundo es maravilloso, nuestro país tiene lo preciso para ser libre y feliz siempre que la ambición de unos cuantos políticos no lo impida. Buena suerte.