Nucleares, de nuevo

14/03/2011 - 00:00 Antonio Casado

La sombra del peligro nuclear que planea sobre Japón es alargada. Llega hasta España, donde el debate sobre esta fuente de energía es un guadiana político que reapareció por última vez cuando hace un par de años el Gobierno de Rodríguez Zapatero anunció el cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), para el año 2013, lo cual suponía no obstante alargar la vida activa de la central en dos años respecto al plazo comprometido por el PSOE en su programa electoral.
  Miren ustedes por donde, el devastador terremoto de Japón, con el no menos devastador tsunami que vino después y la consabida alarma por radiactividad creada en torno a algunas de las centrales nucleares niponas, han tenido una derivada nacional en este nuestro ruedo ibérico donde se juega a pasar el rato con quinielas sucesorias y una palabrera reyerta política entre el titular y el aspirante al poder. La derivada tiene que ver con el debate sobre la energía nuclear en un país que, como Japón, tiene una fuerte dependencia energética del exterior. Hemos sabido que la central afectada allí es gemela de la que funciona en Garoña desde 1971 y el Gobierno ha decidido cerrar dentro de dos años, aunque Rajoy prolongaría su vida activa si gana las elecciones generales de 2012, según ha declarado el propio presidente del PP.
   A partir de ahí, en las redacciones de los medios de comunicación hemos tenido que ponernos al día a toda prisa en el conocimiento de los tecnicismos que hacen al caso. Por lo ocurrido en los reactores de Fukushima, Tokai y Onagawa (explosión de hidrógeno y fallos en los sistema de refrigeración, con aumento de los niveles de radiactividad en todos los casos), quienes más quienes menos se han dedicado a aplicarse el cuento estos días. Y eso ha reabierto el debate entre partidarios y detractores de la energía nuclear en España. En estas últimas cuarenta y ocho horas nos ha entrado a todos la prisa por saberlo todo sobre la actividad sísmica en la Península Ibérica y la posibilidad de un tsunami en el Mediterráneo, en cuyas orillas está instalada la central nuclear de Vandellós II (Tarragona).
   Ambos riesgos son remotos, al decir de los especialistas. De hecho, sólo la central de Zorita (Guadalajara) tembló en una ocasión sin mayores consecuencias. Ocurrió en 2007. Un terremoto de 4,2 grados en la escala Richter (9 grados de máxima). Y respecto al riesgo de tsunami, no parece que el Mar Mediterráneo tenga tan malas intenciones. Sin embargo, se ha vuelto a plantear, con razón, la necesidad de revisar los sistemas de seguridad. Es lo que están haciendo los ministros europeos competentes en la materia, convocados de urgencia en Bruselas para tratar el asunto. La ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, en el caso de España. Atentos a la pantalla. actúe en consecuencia, mejor para él y para España. También, por supuesto, para el PSOE.