Nuestros productos cárnicos
01/10/2010 - 09:45
Editorial
En un momento en el que el asentamiento poblacional en el mundo rural está directamente ligado a la creación de puestos de trabajo, no se puede dejar de lado la importancia que el sector cárnico tiene para una provincia como la de Guadalajara.
Pequeñas empresas, sobre todo de carácter familiar, se distribuyen por distintos puntos de la geografía alcarreña ofreciendo una amplia variedad de productos que basan su éxito en su calidad.
Se trata de alimentos artesanales y especializados que ya han encontrado su hueco en el mercado más exigente. Embutidos, adobados, cortezas de cerdo, morteruelo, careta de cerdo ... etc, son algunos de los alimentos que proceden de puntos tan dispares como Atienza, Sigüenza, Brihuega, Molina de Aragón, Mondéjar, Driebes, Jadraque, Tendilla o la propia capital. A estos manufacturados se añade la producción de carne fresca que se comercializará con marcas de calidad como Guadanorte y Cordero de la Alcarria y que se han convertido en un importante apoyo para la supervivencia del sector ganadero local. Y es que no hay que olvidar que la industria cárnica regional, aporta el 10 por ciento de la facturación de todo el sector cárnico nacional, lo que la sitúa en tercer lugar, con unas ventas netas que rondan los 1.600 millones de euros y unas exportaciones cuyo valor supera los 150 millones de euros. Es precisamente en ese campo, en el de las exportaciones, en el que hay que seguir apostando, incluso, por la ampliación de la distribución. Nuestra industria agroalimentaria es competitiva y su apertura al exterior tiene que dar un salto cualitativo si queremos incrementar su base exportadora y conseguir la internacionalización. De momento, habrá que apostar por el mercado nacional, saltando los límites provinciales, donde estos productos tienen reconocido prestigio y demanda. En momentos de crisis hay que ampliar el mercado, y Guadalajara cuenta con productos de calidad demostrada como para colarse en la cesta de la compra de los españoles.
Se trata de alimentos artesanales y especializados que ya han encontrado su hueco en el mercado más exigente. Embutidos, adobados, cortezas de cerdo, morteruelo, careta de cerdo ... etc, son algunos de los alimentos que proceden de puntos tan dispares como Atienza, Sigüenza, Brihuega, Molina de Aragón, Mondéjar, Driebes, Jadraque, Tendilla o la propia capital. A estos manufacturados se añade la producción de carne fresca que se comercializará con marcas de calidad como Guadanorte y Cordero de la Alcarria y que se han convertido en un importante apoyo para la supervivencia del sector ganadero local. Y es que no hay que olvidar que la industria cárnica regional, aporta el 10 por ciento de la facturación de todo el sector cárnico nacional, lo que la sitúa en tercer lugar, con unas ventas netas que rondan los 1.600 millones de euros y unas exportaciones cuyo valor supera los 150 millones de euros. Es precisamente en ese campo, en el de las exportaciones, en el que hay que seguir apostando, incluso, por la ampliación de la distribución. Nuestra industria agroalimentaria es competitiva y su apertura al exterior tiene que dar un salto cualitativo si queremos incrementar su base exportadora y conseguir la internacionalización. De momento, habrá que apostar por el mercado nacional, saltando los límites provinciales, donde estos productos tienen reconocido prestigio y demanda. En momentos de crisis hay que ampliar el mercado, y Guadalajara cuenta con productos de calidad demostrada como para colarse en la cesta de la compra de los españoles.