Nuevo paisaje urbano

19/02/2011 - 00:00 Redacción

Guadalajara ha sido una de las ciudades que ha experimentado crecimientos poblacionales más profundos a lo largo de la última década. El aumento de población y las necesidades urbanísticas provocaron que el Plan de Ordenación Municipal de 1999 se agotase con gran celeridad, y con él la necesidad de traspasar los límites que marcaba la A-2. La capital siempre se ha enfrentado a varias fronteras. Dos de carácter natural, la del río Henares y el Barranco del Alamín y la otra, artificial, la autovía a Barcelona, que condicionó el desarrollo durante años. La anterior planificación y el boom urbanístico (la ciudad que siempre ha estado oscilando entre los 50.000-60.000 habitantes ha llegado casi a los 90.000) favoreció que los sectores SP se agotasen en cuatro años y después el crecimiento se extendiera desde Aguas Vivas hasta el remate de Las Cañas. Eso supuso multiplicar Guadalajara por tres. Pero junto al crecimiento residencial, la ciudad se ha visto abocada al desarrollo de infraestructuras que favorecieran la interconexión. Al centenario puente árabe sobre el río se suma una segunda pasarela a pocos metros que facilita la descongestión de este gran nudo de comunicación en el entorno de la carretera de Fontanar, el paseo de la Estación y la prolongación de la avenida Pedro Sanz Vázquez. El último puente construido sobre el Henares y otro de los nuevos símbolos de la arquitectura es el puente atirantado Arriaca, levantado en la Ronda Norte. Esta infraestructura viaria permite cruzar, desde la A-2 y los nuevos desarrollos urbanos, y facilita el acceso a los polígonos industriales. Al otro lado de la autovía también han proliferado las pasarelas peatonales y las conexiones que permiten atravesar esa vía. Un puente en el entorno de Cuatro Caminos que permite canalizar el tráfico en su parte inferior y la prolongación de la calle Salvador Dalí son dos de las conexiones creadas a la sombra del crecimiento de la ciudad al otro lado de, lo que hasta hace bien poco, era una barrera insalvable. Todos han venido a configurar un nuevo paisaje urbano y a poner de manifiesto que Guadalajara está en disposición de seguir creciendo aunque sea de forma más moderada, al haber sido capaz de superar todas sus limitaciones geográficas.