Números confusos respecto a la violencia
15/04/2013 - 00:00
Toda estadística admite interpretaciones y ha de ser valorada en función de las connotaciones que causan influencia sobre ella. Una primera lectura del informe del Observatorio del Consejo General del Poder Judicial sobre la violencia contra la mujer en Guadalajara lleva al optimismo. Menos denuncias, menos juicios, más órdenes de alejamiento. Da la sensación de que el esfuerzo llevado a cabo desde el punto vista legislativo, judicial, publicitario a través de las distintas campañas, y social por la concienciación de que es un problema de todos, está dando resultados y así es, en parte. El cambio de mentalidad se ha logrado, pero con la crisis hemos topado. La reducción en las denuncias y en los procesos judiciales puede que no se deba a una mejor conducta doméstica, sino simplemente a la falta de recursos económicos en la casa para entrar en más gastos. Donde fuerzas no alcanzan, derechos se pierden, dice nuestro refranero y éstas flojean no solo en las posibilidades de la víctima, sino de su familia y su entorno.
Por ello y pese a que los resultados de este informe respecto a la violencia sobre la mujer en la estadística judicial parecen buenos, hay que profundizar en las causas de las cifras y abrir nuevos cauces o formas de ayuda. También, dado el primer paso de protección a la mujer, hay que recordar que otras víctimas de estas escenas familiares de tensión y violencia son los menores que conviven con sus protagonistas. Los niños necesitan especial protección porque son más débiles que las propias víctimas. Tienen indefensión total. Sufren y se origina en ellos traumas que les pueden influenciar para el resto de sus vidas. Son también víctimas de malos tratos, aunque no sean sobre su persona directamente, y las medidas gubernamentales y la sensibilidad social debe fijar su atención en procurarles un entorno más humano y digno. El Plan Estratégico Nacional de Infancia y Adolescencia 2013-2016 parece abordar el asunto. Los números son siempre confusos pero no se debe olvidar que tras ellos hay personas. La alerta debe seguir activada.