Obama en Torremocha

01/07/2016 - 19:20 Antonio Yagüe

Barak Obama nunca hubiera imaginado que volvería a España por la puerta grande como presidente de Estados Unidos.

Barack Obama nunca hubiera imaginado que volvería a España por la puerta grande como presidente de Estados Unidos. El hijo de una blanca de Arkansas y un negro de Kenia al que apenas conoció, nos visitó y cruzó durante casi 100 kilómetros nuestra provincia, hace 26 años, justo la edad que entonces tenía, confuso, desorientado y en busca de su identidad.
    Tras unos años de trabajo en los barrios pobres de Chicago y antes de ingresar en la elitista Harvard Law School, decidió viajar a Kenia y luego tres semanas a Europa. Solo, mochila a la espalda y con un rudimentario español aprendido con sus vecinos portorriqueños en Harlem, el joven Barry apenas conocía España por la obra de Hermingway. Se plantó en Madrid, y como todo guiri que se precie visitó la Plaza Mayor. Luego quiso ir a Barcelona. Lo recuerda en Sueños de mi padre, sus memorias publicadas en 1995, cuando aún no se dedicaba a la política.
    En el corto pasaje dedicado a España, Obama anota que, en dirección a Barcelona, llegó mediante autoestop a un bar de carretera, donde paraban  autocares baratos o piratas. Los expertos en transporte apuntan que es muy probable que se tratase de la línea Ozaez, entonces usada por reclutas, sus familiares y gentes con pocos posibles. Salían de la calle Canarias, junto a la estación de Atocha. Su única parada era el kilómetro 116, en Torremocha del Campo, frente a los bares Juanis y La Chopera (hoy cerrado).
    No relata el mochilero si tomó alguno de los carpantescos bocatas baratos. Solo cuenta que un temporero senegalés le invitó a un café y  que, aunque no hablaba inglés, trabó con este compañero de asiento una amistad, que acabó al  llegar de madrugada a Barcelona y despedirse bajo la neblina matinal de Las Ramblas. “Sólo era -escribe- otro hombre hambriento lejos de su casa. Sentí que lo conocía mejor que a nadie; que, aunque viniésemos de partes opuestas del mundo, de alguna manera hacíamos el mismo viaje”.
    Obama encontró primero en Kenia sus orígenes africanos, pero en la Europa y España de 1988  asumió que era norteamericano. Su identidad afroamericana se forjó, también, en la N-II y en Torremocha, un  escenario que debería quedar inscrito para siempre en la biografía emocional del presidente de EE.UU.