Otro mundo es posible

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

EL HALCÓN
PEDRO CALVO HERNANDO. PERIODISTA
Nunca en la historia de los Estados Unidos y tal vez nunca en el mundo un gobernante ha sido recibido con la esperanza y el entusiasmo suscitados por Barack Obama. Pocas veces aparece un estadista con ese carisma y con ese sello de expectativas de cambio en todos los terrenos. No vale decir que Obama lo tiene muy fácil por suceder a ese desastre llamado Bush.
Ni vale comenzar asegurando que muy pronto llegará la decepción, como tantos aguafiestas profetizan, singularmente aquellos que no terminan de encajar el venturoso suceso de la elección del primer negro para la presidencia USA. Esa elección es un acontecimiento absolutamente singular, que se erige por sí mismo y se coloca en el frontispicio de la reciente historia de la Humanidad. Lo que no significa que de paso no nos ayude a olvidar los ocho años siniestros y destructivos de la era Bush. Lo mejor de los seres humanos se ha manifestado en la alegría universal y en la esperanza que acompañaron y acompañan, como hemos visto este 20 de enero en Washington, al americano elegido el 4 de noviembre.

Es verdad que lo más urgente será que Obama abra los caminos de la recuperación y de la salida de la crisis en su país y en el mundo entero. Pero no por ser lo más urgente tiene que ser lo más importante. Más allá de la economía están la dignidad y las libertades de ese gran país y de todos los que han soportado ocho años de sufrimientos y desesperanzas. Y más allá tenemos la posibilidad de un cambio sustancial en el sistema político y económico que ha demostrado su incapacidad para ser instrumento al servicio de las personas normales. Obama tiene que abrir los caminos que nos lleven a un nuevo horizonte, a una nueva frontera, ahora de verdad nuevos, y que nos alejen del riesgo de caer otra vez en la sinrazón de esa minoría egoísta y visionaria que, en lo político y en lo económico, ha conducido a la ruina de los principios y los valores, de la decencia universal y de la esperanza en un mundo mejor, en ese otro mundo que es posible. Un mundo no perfecto, pues eso no existe, sino respetuoso en primer lugar con el hombre.