Pájaros sin norte
Los expertos han constatado que cada vez son más las cigüeñas blancas que permanecen todo el año en la Península, debido sobre todo al cambio climático (inviernos cada vez más suaves) y por el fácil acceso a la comida en basuras y vertederos.
Hasta los pájaros andan revueltos. Como si ventearan la tormenta electoral que se avecina. Lo ornitólogos han avistado en las estepas castellano-aragonesas al ruiseñor coliazul o siberiano, un ave preciosa al parecer tan desnortada que está abandonando su tradicional lugar de invernada en China y el sureste asiático. Consideran “una rareza” este cambio en la ruta migratoria y no descartan que llegue a ser vecino habitual en invierno en la península.
Algo parecido está ocurriendo con el búho real, la rapaz más grande de Europa. Protegido por las directivas europeas, busca lugares tranquilos en España, con alimento y rocas en calma donde anidar. Quizá se equivoca, como la paloma de Alberti. Los expertos pajareros de la Generalitat lo han censado en casi toda Gerona aprovechando los anocheceres, cuando los machos empiezan a cantar para marcar territorio y atraer a las hembras.
El gran búho podrá saludarse con su pariente menor el autillo y con el aguilucho cenizo, cuando regrese de África. Elegido Ave del Año 2023 en votación popular, el aguilucho está muy ligado a los ambientes agrarios, donde elimina ingentes cantidades de topillos, ratones, langostas, pequeños reptiles y aves granívoras, sus presas habituales. Ya solo cuenta en España con 4.000 parejas según el último censo de SEO/BirdLife. La organización atribuye su declive a la agricultura intensiva, plaguicidas, cosechas tempranas, aumento de cultivos leñosos, y eliminación de ribazos y barbechos.
Los expertos han constatado que cada vez son más las cigüeñas blancas que permanecen todo el año en la Península, debido sobre todo al cambio climático (inviernos cada vez más suaves) y por el fácil acceso a la comida en basuras y vertederos. Los ejemplares más jóvenes suelen migrar al sur del Sahara. Están al volver, por San Blas, como reza el refrán. Los más adultos, quietos en ciudades como Alcalá de Henares, señoreando sobre los campanarios y hasta en el escudo. Todo es posible en este chino Año del Conejo, una especie que ha dado nombre a nuestro país (los fenicios llamaron a España Shapán, “Tierra de Conejos”). Según ecologistas y cazadores anda en peligro de extinción.
Devorado por hasta 40 predadores, cambios en el suelo y una agricultura adversa, camina hacia la extinción. Lo que nos faltaba.