Para una mejor calidad de la educación

06/08/2012 - 10:07 Redacción

Los datos sobre los resultados educativos españoles  preocupan enormemente a la comunidad educativa y a la sociedad en general. Casi un 30% de fracaso escolar, más de un 26,5%  de abandono  educativo temprano, bajo porcentaje de población de 25 a 34 años con nivel de educación 2ª etapa (25,2%) o tasa de paro juvenil de casi un 50%, muy por encima de la media Europea, confirman que las políticas educativas socialistas no han dado resultado.
Desde principios de este mes de julio se ha presentado el Anteproyecto de Ley  Orgánica para la Mejora de la Calidad de la Educación, publicado en la página web del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte:   http://www.educacion.gob.es/ . Con dicha publicación,  se pretende , por un lado,  dar a conocer  los aspectos generales que sentarán las bases para el desarrollo de la reforma en el ámbito educativo, y por otro lado, ser una vía para recoger las propuestas, iniciativas, planteamientos o proposiciones de los diferentes implicados  y responsables en los procesos educativos: calidadeducacion@mecd.es  . Medida acertada, muy acertada,  para favorecer el consenso.
    Pero quiero centrarme especialmente en un aspecto que, por fin, cobra un destacado protagonismo: el talento.   Se entiende por talento “el potencial  que puede tener una persona en el desarrollo de un conjunto de habilidades/competencias”. “Todos los estudiantes poseen talento, pero la naturaleza de este talento difiere entre ellos: el sistema educativo debe reconocerlos y potenciarlos, ofrecerles las trayectorias más adecuadas a sus fortalezas, de forma que puedan hacer realidad sus aspiraciones e ingresar con éxito en el mercado de trabajo” (Página 5 del Documento Propuestas para el Anteproyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa).    
Cuando se habla de talento, en general, nos solemos referir, a mi parecer de forma equivocada,  a esa cualidad excepcional que ciertas personas tienen para algo, muy por encima del resto: talento para la música, para la pintura o para el deporte. Pero se nos olvida que el talento no es exclusivo, sino que todos lo tenemos, aunque su naturaleza sea diferente. Partiendo de esta premisa,  reconocemos positivamente las posibilidades de cada persona, de cada alumno, y que se deben ofrecer diferentes opciones educativas que puedan favorecer el desarrollo de dichos talentos.
Y este principio está estrechamente  relacionado con el otro principio  fundamental que se propone en el documento: el de igualdad de oportunidades. Es decir,  el permitir que todo el alumnado pueda acceder a una educación de calidad hasta finalizar la etapa obligatoria, pudiendo adquirir las capacidades y conocimientos necesarios para poderse desenvolver en el mundo laboral o seguir estudios posteriores.   Ofrecer una enseñanza de calidad y reconocer las diferencias,  es favorecer el principio de equidad, pero no como se ha hecho hasta ahora, con el modelo comprehensivo, inspirador del sistema educativo español de los últimos años, paradigma de la LOGSE, cuyos resultados son los que son y marcan claramente que no es el camino.
En definitiva el Anteproyecto de Ley pretende lo siguiente:
• Reforzar las materias instrumentales y racionalizar la oferta educativa.
• Establecer un sistema claro de señalización de los objetivos que han de cumplirse al final de cada ciclo y etapa.
• Incentivar el esfuerzo del alumnado y premiar el buen rendimiento.
• Poner en marcha evaluaciones a final de etapa.
• Anticipar la elección de itinerarios en la ESO.
• Ofertar vías alternativas  a los itinerarios.
• Canalizar una proporción mayor de estudiantes hacia la Formación Profesional.
• Fomentar la empleabilidad.
• Intensificar el uso adecuado de las TIC.
• Mejorar el aprendizaje de las lenguas extranjeras.
Por tanto, es muy importante partir de esta doble concepción: igualdad de oportunidades y talento. Reforzar las materias instrumentales, que garantice un nivel de conocimientos adecuado que asegure el éxito en itinerarios posteriores, además  de anticipar la elección de dichos itinerarios. Acompañado todo ello de una intención clara de incrementar la autonomía de los centros docentes, donde el consejo escolar pase a tener funciones consultivas y no decisorias, y de potenciar la dignificación de la profesión docente  como clave imprescindible para la mejora de la educación.