Partido sin partitura

24/05/2011 - 00:00 Rafael Martínez Simancas

 
Puestos a buscar las causas de la derrota socialista, en Ferraz podrían analizar problemas de afinación de instrumentos y quizá ahí encuentren claves para una recuperación de aquí a las generales. Si todos afinan tomando a Zapatero como primer violín se pueden dar tales esperpentos en las urnas como hemos vivido el pasado domingo. Sin una armonía elemental no hay pentagrama que pase de la primera línea, y en Ferraz hay ausencia de melodía, carencia de estructura musical y sonidos extraños más propios de una gruta de osos hambrientos que de una sala de ensayo de una filarmónica nacional. Tanto en política, como en música, resulta muy conveniente agrupar al personal por familias para no encontrarte con un percusionista agazapado entre los instrumentos de cuerda.

   El problema básico del PSOE es que nadie dirige la orquesta, sólo Blanco queda como el pianista de cine mudo, sin sus escalas agudas in crescendo no se entienden los traspiés de Zapatero. Blanco subraya con sus dedos la acción para que no decaiga el ánimo de los espectadores, pero el personal parece que espera algo más de una orquesta que el lucimiento de sus solistas. De aquel "coro de barones" regionales del que podía presumir el PSOE sólo queda Fernández Vara como único vocalista de la formación y no se le puede exigir que cubra todo el espectro melódico. Salvando las distancias a Zapatero se le han fugado los músicos como pasaba con las antiguas orquestas soviéticas cuando salían de gira (en Moscú contaban un chiste en el que se detallaba la diferencia entre una sinfónica y un cuarteto. Decían que sinfónica era lo que salía de la Unión Soviética y cuarteto lo que terminaba regresando). Pero pocas bromas porque con cuatro músicos los Beatles revolucionaron la historia del pop. Esta calamidad musical del PSOE deja a Rajoy como director en solitario en un páramo acústico-político.

    Y no es que todos los músicos de Génova sean destacados melómanos, e investigadores de nuevas tendencias, pero cuándo tienes la suerte de cara hasta las calabazas suenan como stradivarius. De otra manera no se entiende que el votante castigue al socialismo andaluz y, en cambio, premie al PP valenciano de Camps. Se aprecia que el público socialista es más crítico con los que desafinan y, en cambio los populares reflejan dosis más altas de tolerancia a los agudos desagradables. Si en el PSOE son capaces de recuperar una partitura de un cajón, (da igual que sea antigua), y hacerla sonar con el brío de costumbre entonces habrá partido. Primero la partitura, dirigida por una mano, luego todo lo demás.