Patrimonio de la humanidad

20/11/2014 - 23:00 Redacción

El Gobierno regional, atendiendo a una petición del Ayuntamiento de Guadalajara y de la Diputación provincial, ha incluido al Palacio del Infantado en la lista de candidatos a ser Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Falta ahora la preparación del expediente oportuno y que se consiga la declaración, pero el camino, al menos se ha empezado a recorrer. Hace justicia a un edificio del siglo XV que por su belleza, historia y significado merece ser conocido en el mundo entero. El palacio de los Duques del Infantado, de estilo gótico isabelino con elementos renacentistas, es la joya de la capital provincial y su consideración como bien de la humanidad significaría la plena garantía de la conservación del edificio y un impulso al turismo por el prestigio internacional que adquiriría y el acceso a importantes fondos económicos destinados a la promoción y preservación de estos sitios. Guadalajara quedaría incluida en un listado de lugares merecedores de una visita que supondría un beneficio en todos los sentidos para la ciudad.
Ser patrimonio de todos implica además el compromiso de la comunidad internacional en la protección del bien. El Palacio del Infantado, casa de los Mendoza, lugar donde se casara el rey de España Felipe II con Isabel de Valois, blanco de bombardeos durante la Guerra Civil española, objeto de numerosas reconstrucciones y reformas, escenario en los últimos tiempos del maratón de los cuentos, sería concebido como parte de la herencia común de la humanidad. Que así sea, como también desearíamos fuese propuesta la inclusión de Sigüenza en el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad. Su riqueza y belleza así lo sugieren. En poco espacio físico la ciudad del Doncel reúne bienes y valores dignos de protección y conocimiento en todo el mundo. No son fáciles estos reconocimientos pero el primer paso es creer en merecerlos y después documentar las razones históricas y artísticas que los convierten en lugares dignos de disfrutar por todos y de proteger con particular cariño.