El Histórico Pinar de Sigüenza


Nuevo capítulo de "Letras Vivas" seguntinas de la mano de Diego Moreno, agente medioambiental.

Cuando te asomas a la barbacana del castillo, encima de la muralla del siglo XII, lo primero que se ve es el bosque, la pinarilla y el pinar; los dos primeros fueron repoblados, el último convive con nosotros desde mas allá del siglo XV. Ahora es nuestro espacio natural de paseo y sosiego, pero fue una pieza clave a lo largo de la historia para poder entender el devenir de Sigüenza.

A principios del siglo XVII aparecen en el libro de "El Quijote", pero el de Avellaneda, Quijote y Sancho, antes de llegar a Sigüenza pasan por un bosque encantado, un pinar, donde encontraron atada a un pino, de pies y manos, a su bella reina Zenobia dando comienzo una de las aventuras del Quijote en la ciudad. Incluso El Catastro del Marqués de la Ensenada ya nos habla de él, y un siglo después, a mediados del siglo XIX, aparece en el primer Catálogo de Montes Públicos.

Pero es en los libros de actas del Concejo, que se conservan en el Archivo Histórico de Sigüenza, donde aparece su verdadero significado como abastecedor de energías para la ciudad. Desde principios del siglo XVI son muchas las peticiones que se hacen al ayuntamiento solicitando energía en forma de pinocha, para industrias, oficios, conventos y personalidades como los obispos, pero no había suficiente para todos. Las actas hablan del pinar, los pinos, la pinocha, los guardas, las penurias y penas de cárcel por llevarse tan preciado y escaso material, tres meses de cárcel por una carga de pinocha si eras reincidente. El medio no podía dar más energía para todos, hoy se llamaría "miseria energética". Miguel de Unamuno dice:  "Sigüenza y alrededor de ella como ciñéndola, hay unos cerros calvos, pero con calvicie como la tiña".

Si durante siglos fue abastecedor de energías, al final del XIX, con la llegada del ferrocarril, va a ser fuente del desarrollo turístico y de veraneo atraídos por los aires frescos y pinariegos, como decía un eslogan de los años 70 del siglo pasado "ciudad veraniega de clima tonificante y grato en zona pinariega".

Llevamos décadas enfocando nuestro modelo de desarrollo en el turismo. Independientemente de si somos o no Patrimonio de la Humanidad, Sigüenza necesitaría y puede ofrecer a los visitantes algo más que un día en el medievo y catedral, necesita de las pedanías, paisajes, rutas, etnografía, sus productos y sus gentes.

Sí queremos mantenernos en esos primeros puestos, con destinos turísticos muy competitivos entre sí, no debemos de perder ni alterar ese patrimonio paisajístico.