Paula Taberné: “Los motores que me llevan a terminar cada una de las pruebas son mis hijos”

29/06/2023 - 19:00 Alberto Moreno Pérez

Una travesía a nado de unos 27 km de longitud que, partiendo de las islas Cíes, en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, recorre la totalidad de la ría de Vigo, pasando por debajo del puente de Rande para finalizar en la isla de San Simón. Es la propuesta que plantea cada año la llamada Batalla de Rande, una de las travesías más duras a las que se pueden enfrentar los nadadores de aguas abiertas en España.

En la edición de este año (10 de junio), además, las inclemencias del tiempo la han complicado aún más. Son pocos los valientes que se atreven con ella y muchos menos los que la pueden terminar. Entre ese grupo de privilegiados está la alcarreña Paula Taberné Rodríguez, una de las grandes de nuestro deporte. 

Cuentan que esta edición de la Batalla de Rande ha sido la más dura, ¿cómo la ha vivido usted?
Ha sido muy dura, la más complicada de todas por las condiciones del mar, con muchas corrientes. De hecho nadé 31.5 kilómetros por las condiciones del mar, con muchas corrientes. Desde el principio ya nos tuvieron que desviar la trayectoria de la travesía para que la propia corriente nos llevase por donde teníamos que ir. Ya para participar en la travesía tienes que mandar un currículo deportivo, demostrando que eres una nadadora experta en travesías. 

A pesar de todo quedó quinta clasificada con un tiempo de 8 horas y 44 minutos. 
Y estoy muy orgullosa de ello. Estar ahí ya es un premio porque no todo el mundo puede participar, pero además, he quedado cerca de mujeres míticas de este deporte como Tita Llorens. Terminar esta prueba es un honor, siendo una mujer de Guadalajara que tenemos la distancia tan larga al mar.

¿Dudó en algún momento de sus posibilidades durante la prueba?
Estuve convencida de que la iba a terminar pero llega un momento en el que tus fuerzas físicas y mentales se agotan y en un momento empiezas a ver el puente de Rande por el que tienes que pasar, pero nunca llega. Y cuando lo cruzas, por fin, aún te queda la recta final que es llegar a la isla y esa isla parece que la han quitado del mapa porque no la terminas por ver nunca. Había unas corrientes impresionantes, una lateral del viento del sur, que no te dejaba nadar. 

Siendo de Guadalajara y viviendo en Guadalajara tan lejos del mar, ¿cómo se prepara para pruebas como esta?
Entreno en piscina porque no me queda otra y desde febrero llevo metiéndome para aclimatarme, en  las aguas de Pálmaces y Pareja e intentando ir al mar el mayor número de veces posible.

¿Y cómo se prepara mentalmente para una aventura de esta magnitud?
Antes de hacer esta travesía se te pasan mil cosas por la cabeza porque no sabes cómo va a reaccionar una persona en esas situaciones y el miedo que tenía al principio era la temperatura del agua; nos decían que estaba muy fría y mi miedo era ese, que podía abandonar porque como nadadora de Guadalajara no estoy acostumbrada a las aguas frías. Cuando me metí noté que no era tanto, me lo esperaba peor y aguanté muy bien el frío. Luego, te duele todo, hombros, cadera, ingles, cuello… otro de mis miedos era quedarme sola porque los primeros 14 km vas en un grupo, pero luego el nado es libre y cada uno nada al ritmo que puede. Tuve suerte y pude aguantar el ritmo de un grupo con el que fui toda la travesía y yendo acompañada o viendo más gorros de colores es un aliciente que te anima a continuar.

Casi ocho horas nadando, ¿qué piensa durante todo ese tiempo?
Da tiempo a pensar de todo. La natación es un deporte que está muy conectado con la respiración y muchas veces estoy en un estado de relajación máxima, casi de meditación. Pienso en dar brazadas y en ir respirando como juegos mentales. Esto te mantiene en un estado muy relajado.

 

Cuando ya por fin, llega a la meta, cuando ha cumplido el sueño, ¿qué le pasa por la cabeza después de un esfuerzo titánico?
Cuando llegas al final tienes un estado de satisfacción final. En todo momento, los motores que me llevan a terminar cada una de las pruebas son mis hijos, siempre pienso en ellos y sé que cuando llegue, les voy a ver y les voy a abrazar. Llegar a la meta y ver allí a mi familia es lo máximo. De todas formas, cuando terminas es algo que no procesas hasta que ha pasado un tiempo porque en ese momento es tal el estado de emoción que no eres consciente de lo que has hecho. No te llegas a creer que has podido hacer esa magnitud de prueba.

Y ha cumplido con la Batalla de Rande justo cuatro años después de aquella otra proeza que la inscribió en la historia del deporte de Guadalajara al ser la primera alcarreña en cruzar a nado el Estrecho.
En esta última prueba me inscribí hace tiempo, pero la pandemia la aplazó, pero este año sí que he tenido la oportunidad, cuatro años después de esa aventura del Estrecho. Esta es una de las pruebas que hay que nadarla en la vida. Su dureza te pone en tu sitio y es algo que hay que hacer para prepararte para nadar en el  futuro en el Canal de la Mancha o pruebas más exigentes. 

Ya que habla de futuro, ¿qué retos se ha marcado en esta apasionante aventura de la natación en aguas abiertas?
Me encantaría hacer triple la corona de natación de aguas abiertas (Canal de la Mancha, Santa Catalina y el Manhattan Island Marathon Swims), pero ahora por tiempo y por trabajo no es el momento. Quizá, dentro de unos años, cuando mis hijos sean mayores y pueda dedicarme más tiempo a mí, seguro que lo intentaré.

Han pasado ya unos días de esa prueba en la ría de Vigo, ¿ha tenido tiempo de descansar?
Todavía no he podido descansar. Además, cuando regresé de allí también corrí la Media Maratón del Alto Rey (en Bustares).