Paz con factura

17/10/2011 - 00:00 Antonio Casado

 
Sólo un claro pronunciamiento a favor de la disolución de Eta sin pedir nada justificaría la presencia de los socialistas vascos en la llamada Conferencia de Paz de este lunes en San Sebastián. No parece ser el caso. Mientras reciben la visita de un grupo de políticos jubilados en sus distintos países, amén del también amortizado secretario general de la ONU, Kofi Annan, los amigos políticos de Eta mantienen su doctrina compartida: cambiar paz por soberanismo en una mesa de negociación con el Gobierno de España.

  Sin esa factura pendiente, que la banda terrorista no pierde ocasión de presentar, debidamente coreada por la izquierda soberanista, hasta se podrían saludar las intenciones verificadoras del alto el fuego que sus amigos extranjeros trajeron este lunes a San Sebastián. Pero la factura siempre está ahí, en los últimos comunicados de la banda (10 enero 2011) y en el vigente catecismo de la antigua Batasuna con otros collares.

  O sea, en el Acuerdo de Guernica, de 25 septiembre de 2010. Así las cosas, les basta y les sobra capacidad verificadora a las Fuerzas de Seguridad del Estado para saber si el "fin de las acciones ofensivas" y el posterior "alto el fuego unilateral, permanente y verificable internacionalmente" van en serio. Se trata de confirmar la victoria sobre el terrorismo de la Democracia y el Estado de Derecho. No la de un puñado de personalidades internacionales de visita en San Sebastián.

  De eso hablaba el domingo pasado el ministro Ramón Jáuregui, saliendo al paso de la doctrina del nacionalismo soberanista cuando pide un desenlace sin vencedores ni vencidos. Lo cierto es que el PSOE es la única fuerza política a escala nacional presente en este foro. Las demás representaciones de acompañamiento, aparte de la izquierda abertzale, se reducen al PNV y los principales sindicatos vascos.

  El caso del PNV es perfectamente lógico, por su carácter nacionalista, que en absoluto le haría ascos a las reivindicaciones de autodeterminación, territorialidad y cambio de marco político que van cosidas al ideario de los amigos políticos de Eta. Todas ellas reaparecen más o menos camufladas como precio al fin definitivo de la violencia. Al menos hasta ahora. Si del Palacio de Ayete en San Sebastián saliera una inequívoca petición a la banda en ese sentido, sin condiciones previas y sin el consabido precio político, se habría justificado la representación socialista en este foro que, en principio, parece que solo aspira a salir en una foto de impacto electoral en el País Vasco. Si no, es una contradicción respecto a la distante o indiferente posición oficial adoptada por el Gobierno de la Nación y el Gobierno vasco. Lo sabremos o estaremos a punto de saberlo cuando ustedes lean este comentario.