Peleas intestinas
25/05/2011 - 00:00
Dos días después de la debacle, y cuando aún no se habían recuperado del susto, las facas comenzaron a brillar en el seno del PSOE. Las derrotas promueven lo peor de las organizaciones, la ausencia de autocrítica, la búsqueda de un compañero a quien responsabilizar del fracaso, y además, la lucha por el poder.
Como en un manual, los socialistas están repitiendo estos días de zozobra todos los pasos descritos anteriormente. El problema, el verdadero problema, es que faltan menos de doce meses para las elecciones generales, si es que no se adelantan, y no están para perder el tiempo en si son galgos o son podencos.
Parece que Zapatero, que no tiene la menor intención de abandonar la secretaría general del PSOE, ha llamado al orden a Patxi López para recordarle que el compromiso de primarias es inamovible y se van a hacer.
Por si acaso la revuelta de los barones tiene más calado del que reflejan sus manifestaciones públicas, los ha convocado en Moncloa un día antes del Comité Federal. Casi todos ellos han perdido el poder en sus autonomías, van a tener que volver a la oposición, una situación inédita para algunos, o buscarse un trabajo en el mercado laboral. En estas circunstancias, calmar ánimos se antoja difícil tarea.
Por eso la propuesta de celebrar un congreso para presentar nuevas propuestas a la sociedad, además de un líder diferente, cayó tan bien en determinados círculos del partido.
Pero una cosa y otra, es decir primarias y congreso, no son incompatibles. Lo que urge es que resuelvan cuanto antes la papeleta de las discrepancias internas porque a la desafección de los votantes se puede sumar el rechazo a una organización inmersa en la guerra interna. Esta demostrado que los electores, no hay más que ver los resultados de los comicios del 22 de mayo, toleran mucho mejor la corrupción que la falta de orden dentro de las siglas.
El enfrentamiento con Cascos le ha costado a los populares una considerable perdida de poder en Asturias. Sin embargo Camps no ha pagado ningún precio por su imputación. Asunto este que daría para una reflexión más profunda sobre las motivaciones del voto de la ciudadanía y la inexplicable tolerancia con la corrupción que se ha extendido como una sucia mancha sobre la democracia.
Sería deseable que, tras la derrota del domingo, el PSOE sin dilaciones y sin personalismos hiciera un congreso que cambiara a la actual dirección, que está tan implicada en el rechazo popular como Zapatero, y a continuación se llevarán a cabo las primarias, si son necesarias.
De momento Carme Chacón ya se ha quejado a Zapatero contra las voces que le sustraen ese derecho a competir por el liderazgo.
Esta calamidad musical del PSOE deja a Rajoy como director en solitario en un páramo acústico-político.