Películas

20/06/2020 - 19:46 Marta Velasco

He conocido la retirada de Lo que el viento se llevó de las ofertas de cine de HBO por racista. Si la actriz negra Hattie McDaniel, Mammy, volviera a la vida, les daría un buen rapapolvo.

Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello que en mi juventud me deslumbraba. Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no hay que afligirse, porque la belleza subsiste en el recuerdo.”  Oda a la Inmortalidad de William Wordsworth. 

Y casi sin afligirme he pasado el confinamiento recordando, acompañada por libros ya leídos, películas ya vistas y música de siempre, hasta que en estos días he conocido la retirada de Lo que el viento se llevó de ofertas de cine de HBO por racista. La película favorita de mi madre, que tantas veces hemos visto. Me he quedado patidifusa, me parece irracional, aunque digan los censores que la devolverán con moraleja. Si la actriz negra Hattie McDaniel, Mammy, volviera a la vida, les daría un buen rapapolvo. Existió la esclavitud y pervive el racismo, lo triste es que haya todavía racistas que se puedan amparar en una ley estatal injusta y conviene conocer estas situaciones para legislar y educar en esta dirección.  Y lo mismo pienso del machismo y los otros pecados ofertados en el mercadillo de la maldad humana, que envenenan la vida de hombres y animales.

 Por este mismo motivo u otros parecidos tendrían que desaparecer de la memoria del mundo otras muchas películas, novelas, pinturas (Hitler apartó a grandes pintores tachando sus obras de degeneradas) y también hechos históricos, como las guerras. Incluso hay quien apunta al descubrimiento de América y a Cristóbal Colón, el navegante, ya tan acosado en su eternidad, como responsable.  El Descubrimiento de América en 1492 no es una película, sino un glorioso hecho histórico que iluminó el mundo, aunque algunos cursis se pasen de frenada y, atribuyéndose tamaña gesta, vayan pidiendo perdón por haber colonizado a los indígenas del Nuevo Mundo en aquellos años del Señor. Los ingleses llegaron mucho más tarde, su relación con los nativos fue bastante más agresiva y nadie ha pedido disculpas por ello.

 Cada otoño veo El Hombre Tranquilo, homérica, algún iluminado la podría considerar machista, pero así eran entonces los hombres de Inisfree, en Irlanda, bastante tozudos, así los vio John Ford y al final gana la pelirroja.  Y en invierno dedico un fin de semana lluvioso a ver El Padrino, una obra de arte, ojalá no se cruce la trilogía con la censura, porque pronto sería excomulgada y condenada al ostracismo, aunque los mafiosos de El Padrino se parezcan tanto a algunos de los que salen en el telediario.  

 Este tiempo de dolor no me ha hecho más fuerte, sino más suspicaz. Tanto almíbar televisivo, tanto aplauso vecinal, el cariñosísimo y susurrante Aló Presidente, a mí, que soy de Sigüenza, no me han sentado bien, tengo que confesarlo.  Ahora que la vida es una auténtica tormenta y hay que enfrentarse a las pérdidas más tristes y a un mundo con grandes problemas económicos y políticos, temo que en la llamada Nueva Normalidad cualquier palabra sea un cuchillo.