Pena de muerte y aborto

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por:
Cartas al director
ALEJANDRO PÉREZ / Guadalajara
A la vez que nuestro presidente del Gobierno, el Sr. Rodríguez Zapatero, defendía en un foro de Ginebra la supresión de la pena de muerte en todo el mundo, el Senado español aprobaba con una exigua mayoría, la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la Ley Aído o Ley del Aborto.

Mientras que el primer empeño me parece loable, puesto que ninguna vida está en manos del Hombre, ni aunque su eliminación estuviera amparada por las Leyes, ni aún siquiera la vida de terroristas o asesinos; lo segundo consagra como “derecho”, el aborto. No se entiende tan gran disparidad de criterios: no debemos condenar a muerte a ningún criminal, por repulsivos y crueles que hayan sido sus crímenes, pero miles de niños inocentes pueden morir sin haber nacido, solo por la decisión de sus madres (los padres no pueden opinar, pero si la madre afortunadamente quiere tenerlo, son corresponsables de su hijo).

No creo que se vayan a producir más abortos que en la actualidad, puesto que la permisividad en la ley anterior era tanta que prácticamente el aborto era libre, pues siempre había un médico sin escrúpulos que afirmaba y firmaba el tercer supuesto, peligro para la salud síquica de la madre, previo pago, claro está. Lo mas terrible de la nueva ley es que consagra el aborto como derecho. Y ante un derecho no cabe objeción de conciencia. Antes los abortos los hacían médicos y enfermeras en clínicas privadas (abortaderos), ahora ningún médico en la sanidad pública podrá negarse a practicar abortos, so pena de verse expedientado o incluso juzgado y condenado. ¡Que bajo hemos caído!