Pérdida de confianza

30/05/2020 - 14:05 Javier Sanz

El asunto es grave, tanto que hasta Perogrullo podría dictar sentencia y si se prohibieron reuniones antes del 8M no debieran haberse autorizado ese día que el propio Marlasca sujetó la pancarta.

Como Astérix, perdimos la confianza y el cielo se abrió el lunes cayendo sobre los romanos sin lanza ni Semana Santa una granizada impropia de mayo, aunque hasta el cuarenta nunca se sabe y no aprendemos. Descerrajó el cielo una lluvia bíblica como de huevos de codorniz cuando el campo no cabía en sí, presto a servir la cosecha del siglo, la que compensara los estragos de una pandemia que pincharon colmillos de murciélago chino en un globo azul. Si buenas habían sido las del 13, el 16 y el 18, la de este año preveía 25 millones de toneladas de cereales que daban mucho pan blanco, no como aquel antagónico que comió media Europa y media Europa enfermó, el pan negro contaminado por un hongo que produjo en sus habitantes pobres el “Fuego de San Antonio”, otra epidemia para la que hubo que organizar hospitales bajo la advocación de este santo, por ejemplo en la villa de Atienza, capital de la sierra con su castillo vigilante. Este castillo de Atienza, el faro de Castilla, condujo y atrajo a tantos enfermos a sus varios y genuinos hospitales para aliviarles de lo peor de los tiempos, el desamparo.

Caían piedras de hielo en esta Castilla por una pérdida de confianza que habían predicho las mujeres augures del tiempo en sus pentagramas redondos firmados por una B central. Y esa pérdida trae el castigo y con éste el destierro. Un ministro Marlaska daba boleta a esa hora al coronel Pérez de los Cobos por “pérdida de confianza” y le relevaba de la jefatura de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid. Ahora, paradójicamente, la pérdida de confianza pasaba de tormenta a paraguas con el que se cubría un juez devenido ministro a quien ya su colega, la juez que investiga si la pandemia explotó con pólvora morada un 8 de marzo -pues el informe del Coronel dice que Fernando Simón suspendió un congreso religioso tres días antes de la manifestación del 8M porque tenía datos de la gravedad de la pandemia-, ha advertido que no traga pues además el Coronel tenía orden, de ella, de guardar secreto.

Salvo para los que se acaban de caer de un guindo, el resto sabe qué significa “perder la confianza”, rien ne va plus. Pues no, en horas de ese confinamiento light con que se nos recompensa estos días se comprueba en el Diccionario de la Lengua Española que este repertorio en línea puede darle razón a Marlaska, dependiendo de cuál de las siete acepciones que le sirve a la carta escoja, por ejemplo la última: “Pacto o convenio hecho oculta y reservadamente entre dos o más personas”. O sea, que si el coronel había pactado sibwanar al ministro, es normal que éste le cesara. Pero no cuela. El asunto es grave, tanto que hasta Perogrullo podría dictar sentencia y si se prohibieron reuniones antes del 8M no debieran haberse autorizado ese día que el propio Marlaska sujetó la pancarta. Las democracias se tasan, entre otras calidades, por las que les calibran sus justicias y cuando estas se manosean el pueblo acaba perdiendo la confianza en su Gobierno, siendo ésta, en su primera acepción, la “Esperanza firme que se tiene de alguien o algo”. La Directora del Cuerpo calla, el Ministro no ha perdido la confianza en ella. Así da gusto.