Periodistas non gratos

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

PUNTO DE VISTA
ANTONIO CASADO, PERIODISTA
“Alegan en Zarzuela que los famosos “corrillos” ya se habían convertido
en auténticas ruedas de prensa”.
Inesperada novedad en la tradicional recepción de los Reyes con motivo de la Fiesta Nacional del 12 de octubre, este domingo en el Palacio de Oriente. Prohibido el paso a los informadores que, año tras año, encontraban en este acontecimiento un verdadero filón de noticias. El portazo ha dado origen a una polémica de grandes y pequeñas palabras, según la mayor o menor disposición de los afectados a mirarse el ombligo.

Los más propicios a rasgarse las vestiduras creen estar ante un ataque a la libertad de expresión como primer efecto visible del portazo. Hombre, no es para tanto, En todo caso, un pellizco de monja de la Casa del Rey a la libertad de información en el trasero de los colegas que, año tras año, acudían en acto de servicio a la tradicional recepción del 12 de octubre. En acto de servicio, digo. El matiz es importante, pues lo cierto es que la presencia de periodistas, en cantidad y calidad, está asegurada en la recepción del domingo que viene a mediodía. Lo que pasa es que irán -iremos- en calidad de invitados. Eso nos obliga a aceptar el espíritu del encuentro y las reglas de los anfitriones, don Juan Carlos y doña Sofía. Consisten en mantener el tono festivo de la recepción. La Fiesta Nacional es un motivo gozoso para convocar a las personas más representativas de la vida institucional, política, cultural, etc. Y es lo cierto que últimamente ese tono de concelebración junto a los Reyes y su familia había cedido al protagonismo de los políticos, cuyos comentarios “informales” reinaban en las portadas del día después. Alegan en Zarzuela que los famosos “corrillos” ya se habían convertido en ruedas de Prensa. En ese caso los informadores acreditados no deberían pagar los platos rotos. Si esa es la causa de la pérdida de protagonismo de la Corona en la tradicional recepción del 12 de octubre, la carga de la prueba debería recaer en los gobernantes o dirigentes políticos, que siempre aprovecharon la ocasión para deslizar sus mensajes. y satisfacer la insobornable curiosidad de un periodista.

No consta oficialmente ningún otro motivo para justificar que se declare non gratos a los informadores acreditados ante la Zarzuela por sus respectivos medios para acudir a la fiesta con el bloc abierto y el boli afilado. Aún así, nos maliciamos con fundamento el propósito de evitar que la recepción se convierta este año en caja de resonancia de los problemas matrimoniales de la infanta Elena y don Jaime de Marichalar. Sin embargo, el riesgo seguirá siendo alto si los periodistas invitados tienen el mal gusto de preguntar a los anfitriones por los problemas personales de la infanta en día tan señalado.