Perplejidad socialista

25/08/2011 - 00:00 Charo Zarzalejos

 
El pasado martes en el Congreso y a medida que el Presidente desgranaba desde la tribuna de oradores su propuesta de reforma constitucional, la bancada socialista se convirtió en una constelación de rostros perplejos. No era necesario "hacer pasillos" para comprobar el ánimo de los socialistas en general y de aquellos que forman parte del comité electoral de Rubalcaba, en particular. 
 
 
  Con su propuesta, previamente consensuada con Mariano Rajoy, el Presidente lanzaba un auténtico torpedo al candidato socialista y al grueso de esta fase inicial de campaña. No sólo porque apostaba por algo que hace apenas unos meses habían denostado y de manera muy especial el propio Rubalcaba, sino porque durante días y días, esa reforma se va a comer el interés informativo. Apenas quedará sitio para otros asuntos y, como es natural, Rubalcaba quiere y necesita espacio. Que los socialistas estén perplejos es más que lógico y no sólo porque crean que el gasto público es necesario en época de crisis, sino porque con esta reforma, es Mariano Rajoy quien se llena de razón, al que se convierte en "hacedor" de una propuesta que ahora, al parecer, es buena. Algunas voces ya han comenzado a surgir.

  Elena Valenciano, en su papel, quita gravedad a las desavenencias internas que ya están detectando y al final del todo nos encontramos con un Alfredo Pérez Rubalcaba obligado a gestionar no el poder, cosa que hace como nadie, sino el desánimo y la perplejidad de los suyos por una decisión tonada con carácter de urgencia y que sólo se entiende si ha venido impuesta de fuera. No creo que el Presidente del Gobierno, 'motu propio', como Pablo cayéndose del caballo haya concluido que esta reforma es lo mejor que puede hacer.

   Lo hace porque, probablemente, no tiene más remedio y lo hace sin miramientos, sin pánico a dar la razón a Rajoy y con la libertad_no hay que descartar que también con disgusto_que le da el saber que sus próximos capítulos vitales los va a escribir en León. Rubalcaba ya tiene sitio en la comisión negociadora PSOE-PP para concretar la fórmula que llevarán al Congreso, pero la tarea que tiene por delante es ingente. En el PSOE las aguas vuelven a bajar un poco revueltas y él, experto en convencer y atraer a los ajenos tiene, nada menos, que ilusionar a los propios cada vez más desanimado y más perplejos. ¿Por qué se ha metido en este lío?.