Pilar del Río, el gran amor de Saramago
27/01/2011 - 00:00
Este viernes llega a la gran pantalla una película "Pilar y José", en la que los dos protagonistas principales, únicos, son la periodista Pilar del Río y el Premio Nóbel José Saramago. Una película en la que el espectador tendrá la oportunidad de introducirse en la vida íntima, cotidiana, afectiva, laboral, amorosa, del gran escritor portugués y de su esposa. Una española guapa, vital, inteligente, que llegó a la vida del Nóbel en el momento oportuno, por sorpresa, como un chorro de aire fresco, hasta convertirse en su compañera inseparable, en su gran amor.
Contaba Saramago que su encuentro con Pilar tuvo lugar en Lisboa, a petición de la periodista sevillana, gran admiradora de su obra, y que fue verla y un mundo nuevo se abrió ante sus ojos. Desde entonces, los relojes de su casa se pararon en esa hora mágica que marca el encuentro, y el comienzo de una vida nueva. Una vida llena de ternura, de afecto, de pasión, de admiración y de amistad, que en contra de lo que mucha gente pueda pensar, no terminó con la muerte de Saramago, ni mucho menos, porque para Pilar el escritor sigue vivo en su memoria, en cada rincón de su casa de Lanzarote, en la Biblioteca que construyeron e idearon juntos y en la que se conserva el legado del Premio Nóbel, en todos sus libros, propios y ajenos, en sus escritos. Un lugar que tuve la suerte de visitar hace ahora cuatro años, de la mano de Pilar y de José.
Pero si algo me ha llamado la atención de la película, es el gran sentido del humor, la fina ironía, de un hombre que tenía fama de triste, de huraño, quizá por su aspecto, siempre impecable, pero ciertamente un tanto melancólico. Ferviente defensor de las clases trabajadoras, luchador nato, al que los años no le hicieron perder un ápice de su sensibilidad, de su fuerza, ni por supuesto de su independencia y sentido de la libertad.
Hacer compatible el pensamiento ético y político, con la crítica a las injusticias sociales, políticas, es con toda seguridad lo que tanto valoran sus admiradores, sus lectores, lo que le valió que desde los más recónditos lugares de la tierra le llamaran para que impartiera conferencias, charlas. Compromisos que nunca eludió, ni siquiera cuando el tiempo se le iba acortando, con grave riesgo para su salud.
En Pilar encontró Saramago, una gran compañera de viaje, en el más amplio sentido del término, una gran amiga y una gran mujer, pero sobre todo encontró la fuerza que le impulsaba a seguir adelante, cuando ya las fuerzas le iban abandonando.
Ves esta película del cineasta portugués Miguel Gonzalves Mendes es casi una obligación en época de desencanto. Un film inolvidable sobre la vida, la esperanza y la muerte.