Por la igualdad efectiva

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Editorial
El Pozo se convertía ayer en el lamentable escenario de la última agresión que se puede achacar a la violencia de género. Casi en el olvido quedaba ya el trágico suceso que el pasado 10 de abril revolvía todas nuestras conciencias. La muerte, a manos de su ex pareja, de una mujer en Alovera y de su compañero sentimental, ponía en entredicho la eficacia del sistema al contar con un dispositivo de telealarma y una orden de alejamiento dictada sobre el agresor que no resultaron eficaces.
Este no es el mismo caso. En esta ocasión no había denuncias previas, ni constaban, contra el presunto agresor, antecedentes por malos tratos. Pero es igual de indignante.
En España tenemos leyes contra la violencia de género pero algo falla en su aplicación. O incluso se puede ir más allá: falla la propia sociedad. Mientras se permita que existan desigualdades entre hombres y mujeres, la semilla del maltrato seguirá germinando. Si bien es cierto que, como señalaba durante la tarde de ayer la consejera de Administraciones Públicas y Justicia, Magdalena Valerio, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha sido una de las administraciones más implicadas en la lucha contra la violencia de género, también es cierto que el verdadero origen de ese problema va más allá de la intervención institucional.
En la raíz de la violencia contra las mujeres se evidencia la asimetría de poder que ha propiciado el sistema patriarcal y machista imperante, y que ha llevado a un abuso con la persona más desfavorecida en este esquema, la mujer. Hay que trabajar para evitar que casos como el de ayer se repitan y para eso lo primero es potenciar un nuevo modelo de educación entre niños y niñas donde la igualdad sea efectiva y donde se dejen atrás los modelos que hacen que aún los hombres se crean con el derecho de superioridad sobre la mujer.