Pozancos: "y también la lluvia"

20/08/2012 - 00:00 Fernando Almansa


Para quienes no hayan visto la película de Itziar Bollaín “ Y también la lluvia”, les recomiendo que la vean, un relato dramático y real sobre los deseos de apropiarse del agua en Bolivia, privatizando incluso el agua de la lluvia. Pero si no pueden verla, pueden aproximarse a una versión del problema en edición alcarreña, con acercarse al pueblo de Pozancos pedanía de la ciudad de Sigüenza.

  El valle de Pozancos-Ures es un precioso valle rico en agua como el propio nombre de Ures indica en lengua Vasca, pues fueron unos monjes vascos quienes fundaron el pueblo. La centenaria fuente de Pozancos, de curioso diseño sobrio y señorial ha sido hasta hace unos meses una fuente abundante y de calidad, de la que no sólo bebían los lugareños sino donde repostaban vecinos de toda la comarca. A los pies de la Iglesia, que otrora albergara joyas del maestro de Pozancos y hoy expuestas en el museo diocesano de Sigüenza, hoy la fuente ha dicho adiós y ha derramado su última lágrima.

  La razón, la vienen denunciando activamente los vecinos de Pozancos: aguas arriba un propietario de una finca de recreo, aplicando métodos más propios del Conde de Romanones que de los tiempos que corren, ha perforado pozos de gran de profundidad y sangra la capa freática hasta el límite, para regar copiosos prados de césped que ha instalado alrededor de la casa a la que ha amurallado como si de un castillo se tratará. Amén de otras acusaciones de apropiaciones de monte público etc. que están en curso, el agotamiento de la vena de agua, es un ejemplo del abuso que se está dando en nuestro país donde magnates y señoritos parecen ajustar la ley y uso a su medida sin que la maquinaria administrativa sepa o quiera hincarles el diente.

  Pozancos puede ser el botón de muestra de lo que está pasando a pequeña y gran escala en todo el país donde el caso Gurtel, el caso Bankia, Urdangarín etc., parece que dan vueltas sin que la justicia más básica se haga efectiva. Pero en el caso de Pozancos se junta de forma “ejemplar”, la ambición, el desprecio a la naturaleza y sus recursos más básicos como el agua y la tierra, el desprecio a los derechos comunitarios milenarios y finalmente la parálisis de la administración, sea del Ayuntamiento Seguntino, del Ministerio de Medio Ambiente y del Registro catastral, hacen que al final ante las maniobras de algunos “espabilados”, haya mil razones para justificar que la fuente centenaria de Pozancos se haya secado, mientras bombas sumergibles riegan praderas de césped sin contemplación, para recreo de unos pocos. Algo va muy mal en este país; algo va muy mal en las administraciones que miran a otro lado. Las voces del pueblo de Pozancos deben ser escuchadas por que hablan del agua y de la justicia.